Cultura Impopular

El blog de Espop Ediciones

jueves 15 de diciembre de 2011

Schulz en Mallorca

La semana pasada, en el suplemento cultural Bellver, de Diario de Mallorca, apareció publicado un extenso artículo de Florentino Flórez centrado en Charles Schulz y sus incombustibles Peanuts. Entre otras cosas habla a fondo de la biografía de David Michaelis que publicamos en Es Pop Ediciones hace ahora justo dos años. Aunque los contenidos de Bellver sólo permanecen online durante la semana siguiente a su publicación, podéis leer el texto íntegro en el blog del propio Florentino. A continuación extracto algunos párrafos referidos en concreto a la biografía:

Vida de un dibujante
Nuestra siguiente pieza en este recorrido es la biografía escrita por David Michaelis (Es Pop), una auténtica obra maestra. Sorprende por su profundidad psicológica y brillante estilo, también por la abundancia de información y las numerosas fuentes. […] Es un trabajo absolutamente recomendable y abrumador.
Cada dato viene reforzado por una explicación exhaustiva que nos permite contextualizarlo. Así, hay descripciones apasionantes de cómo funcionaba el mercado de los cómics de prensa. O cómo era el ambiente en San Francisco cuando Schulz decidió echar una canita al aire en los sesenta. O en qué consistían los cursos por correspondencia como el que siguió y en el que luego participó como instructor. O cómo vivió la gran depresión, que llevó a su familia a desplazarse de un pueblo miserable a otro.
Por supuesto están todas esas curiosidades biográficas que se relacionan de manera natural con el material de sus tiras. De hecho, el libro hace algo muy inteligente: no cuenta con demasiadas ilustraciones, pero en casi todas las páginas aparece alguna tira de Peanuts en formato microscópico, relacionada con el tema tratado en ese capítulo. […] Sin subrayados, Michaelis sugiere que muchos sucesos a los que se enfrentó el dibujante en su infancia y juventud fueron reelaborados más tarde en sus ficciones.

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viernes 2 de abril de 2010

Territorio Schulz

Como Kirby en los superhéroes, Hergé en la historieta europea o Tezuka en la asiática, Schulz es el líder supremo de los autores de tiras cómicas. Cualquier profesional que se dedique a dibujar tiras de humor gráfico hoy en día está influido por Schulz incluso si no lo ha leído. Ya que si no está influido directamente, lo estará por otros autores y series que sí lo están.
Mauro Entrialgo

Con unos elementos mínimos, Peanuts desarrolla un universo coherente en el que, como en toda gran obra, encontramos concentrados los grandes temas de la humanidad, o por lo menos algunos de ellos. Es una de esas obras que marcan un antes y un después.
Albert Monteys

Fue una de las primeras tiras de cómic que ponía atención en la vida interior de los personajes. Logra una profundidad psicológica que muy pocos tebeos de su época tenían. Fue una tira muy audaz. A veces, incluso, experimental.
Pepo Pérez

Schulz es el penúltimo de los grandes dibujantes de prensa y el primero de los grandes historietistas modernos. Recoge la tradición de las tiras diarias de la primera mitad del siglo y levanta el puente que la une con la novela gráfica moderna de Chris Ware, Seth y otros.
Santiago García

Declaraciones extraídas del artículo «El papá de Snoopy», firmado por Borja Crespo y aparecido hoy mismo en el suplemento Territorios del periódico El Correo. Como no encuentro el artículo por ninguna parte en la web del periódico, aquí os dejo un PDF casero por si queréis leerlo entero. En él, Crespo dice cosas como: «Schulz, Carlitos y Snoopy, de David Michaelis, editado por Es Pop, es una biografía detallada, plagada de datos y anécdotas, dedicada a uno de los artistas más admirados e importantes de la segunda mitad del siglo XX, sobre todo si hablamos de cultura popular. El libro explora concienzudamente el ambiente en el que creció Schulz, sus influencias y su paso por la Segunda Guerra Mundial, reflejando el modo en el cual su obra tuvo un peso específico no sólo sobre la industria del tebeo, sino sobre la de la cultura en general, la televisión, el cine, la música… incluso la política o la exploración espacial».

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viernes 12 de marzo de 2010

El ADN de Schulz

Schulz es como el fundador. El que se inventó todo. Ahora tiene dignos seguidores como Liniers. Eso te lo dirá casi todo el mundo al que le preguntes. Es increíble lo moderno y contemporáneo que es todavía. Y eso que es una tira que nació hace muchísimos años, casi más de medio siglo. Yo los devoraba siempre. A su lado, Mafalda no es nadie.
Juanjo Sáez

Como mucha gente de nuestra generación, supongo, yo era mas de Mafalda en lo que a tiras cómicas se refiere. Ese humor argentino tan intelectual y tan «progre» me sulibellaba. Desgraciadamente aquí en España Peanuts se identificaba con los pijos. Todo eso de «te lo juro por Snoopy»… !Cuánto daño hizo! Porque las tiras y el trabajo de Schulz no se conocían realmente. Fue ya de mayor cuando «descubrí» y gocé de esos maravillosos personajes.
Joaquín Reyes

Soy un fan absoluto Desde siempre he conectado con su mundo, tan fácil pero tan irónico a la vez. Las tiras de Snoopy sobre todo son profundísimas, muchas veces rayan el absurdo humor gráfico que me gusta, el tipo de viñeta que me hace sonreír de inteligencia. Me gusta la soltura del trazo, la elegancia con que describe a los personajes…
Jordi Labanda

Estos tres son sólo algunos de los comentarios que aparecen recogidos hoy en un reportaje a doble página firmado por Miqui Otero para el periódico ADN a propósito de la publicación de Schulz, Carlitos y Snoopy. Una biografía. Pincha aquí para leerlo entero en la web de ADN o aquí para descargarte la edición en PDF.

Y ya que estamos con el autobombo, aprovecho para dejar un par de enlaces más que me había dejado pendientes.
Diez viñetas en la vida de Charles Schulz, un artículo de Elena Cabrera aparecido el mes pasado en La Información.
Audio en podcast de la entrevista que me he hizo Christian Osuna el pasado 12 de febrero en su espacio radiofónico La Guía del Cómic a propósito del décimo aniversario del fallecimiento de Schulz.

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jueves 11 de febrero de 2010

Un país para Schulz

Diez años después del fallecimiento de su creador, la aparición de Schulz, Carlitos y Snoopy: una biografía, de David Michaelis (Es Pop Ediciones) permite una aproximación a la serie creada en 1950 gracias a un triple enfoque: en primer lugar, la crónica biográfica exhaustiva y minuciosa, que narra la vida del creador con una apabullante avalancha de datos. Un relato que aborda desde los detalles más superficiales hasta aquellos más personales, componiendo un perfecto retrato del hijo de un barbero inmigrante que crecería como un hombre tímido de fuertes principios religiosos pero con una vocación artística determinada y firme que terminaría siendo ejemplo perfecto del sueño americano. En segundo lugar, la propia cronología de la evolución de una serie que ya nació de forma atípica. […] Y en tercer lugar, con un escrupuloso análisis de las razones que convirtieron la serie y sus personajes en un fenómeno mediático y sociocultural sin precedentes. […] Una triple vía de análisis, desarrollada en paralelo, que aporta una nueva perspectiva a la obra de Schulz, permitiendo que el lector cuantifique la importancia de la obra mucho más allá de sus logros económicos y entender las razones que llevaron a la serie a convertirse en un icono de la cultura de masas.

Álvaro Pons reseña hoy en El País Schulz, Carlitos y Snoopy. Una biografía. Pincha aquí para ver el artículo completo en la web de El País o aquí para leerlo en PDF.

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miércoles 10 de febrero de 2010

Entrepeanuts

Posiblemente uno de los mayores logros de los que pueda enorgullecerse una biografía sea que, además de presentar los hechos bien documentados y con claridad, lo haga de una forma amena. Este es el caso del libro que nos ocupa, escrito de forma dinámica, elegante y no carente de cierto estilo literario, sin caer en la licencia poética. Michaelis ya había abordado antes tanto la novela (Boy, Girl, Boy, Girl; Bantam, 1989) como la biografía (NC Wyeth. A biography; Knopf, 1998), y sus tablas son evidentes en este libro, en el que no se limita a realizar una enumeración de eventos sino que formula una hipótesis de trabajo que trata de demostrar a lo largo del libro apoyándose en la propia vida del autor. Dicha hipótesis puede dividirse en realidad en dos. En primer lugar Michaelis utiliza la descripción del entorno del Schulz niño, adolescente y joven adulto, su habilidad desde niño para el dibujo, su paso por el colegio y el Ejército, sus amores de juventud, para definir algunos elementos de su carácter que conducirán a la creación de Peanuts. Algunos de estos elementos pueden ser su capacidad de trabajo, su tenacidad, su inmunidad al desaliento, su sensibilidad, la firmeza de sus convicciones. Pero también su dificultad para relacionarse con quienes le rodean, su soberbia, su dependencia familiar. La segunda de las hipótesis de Michaelis, el carácter eminentemente autobiográfico de Peanuts, viene ya refrendada por Schulz, y es que el autor afirmaba en entrevistas que quien quisiera conocerle de verdad solo tenía que leer la tira.

El tío Berni reseña Schulz, Carlitos y Snoopy. Una biografía.
Sigue en Entrecomics.

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domingo 7 de febrero de 2010

Schulz encuentra su Público

«¿Sabes por qué esa niña pelirroja nunca se fija en mi?», se lamenta Charlie Brown encerrado en una viñeta. «¡Porque no soy nada! ¡Cuando mira hacia aquí no hay nada que ver! ¿Cómo va a ver a alguien que no es nada?». La tira es emblemática de lo que fue la vida de Charles M. Schulz (1922-2000), creador de Snoopy, Charlie Brown y los Peanuts, y uno de los historietistas más leídos del siglo pasado. Así lo plantea David Michaelis en su biografía Schulz, Carlitos y Snoopy (Es Pop Ediciones), que acaba de ser publicada en español coincidiendo con el décimo aniversario de su muerte a causa de un cáncer de colón. Michaelis ha empleado varios años hablando con familiares, ha accedido al archivo del autor, consultado a conocidos de todas las etapas de su vida y ha escrito un volumen en el que lo más jugoso está en su intertextualidad: la idea es que el lector acompañe el recorrido vital y profesional de Schulz con muchas viñetas en las que el autor volcó sus frustraciones, miedos, desgracias y algunas (pocas) alegrías. En el juego de verse como su propia criatura, Schulz dejó escrito bien claro que «Charlie Brown tiene que ser el que sufra, porque es una caricatura de una persona normal. La mayoría de nosotros estamos mucho más familiarizados con el fracaso que con el éxito».

Así empieza un extenso artículo de dos páginas escrito por Jesús Rocamora, aparecido hoy mismo en el diario Público. Ya se puede leer también en su web, pero hay que decir que el diseño en papel (que podéis ver arriba) mola mucho más. ¡Dónde va a parar! Afortunadamente, para eso está también la edición en PDF.

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jueves 4 de febrero de 2010

Diez años sin Schulz

Hoy, 12 de febrero, se cumple justo el décimo aniversario del fallecimiento de Charles M. Schulz; ya sabéis, el protagonista de esa biografía sobre la que últimamente no hago más que dar la brasa. Como lo que es hablar sobre su figura y también sobre su vida ya lo están haciendo de sobra otros medios a lo largo de toda esta semana, ahí va como homenaje esta pequeña selección fotográfica acompañada de algunos textos extraídos del libro de David Michaelis y centrada principalmente en el extraordinario alcance de la influencia de los personajes de Schulz.

«Spike, el perro de los Schulz, serviría luego de modelo para Snoopy. «Era una criatura salvaje», recordaría Schulz. «No creo que nunca llegara a estar del todo domado. Era capaz de comprender un vocabulario de unas 50 palabras y le encantaba montar en el coche». [A los 14 años, Schulz] envió un dibujo de Spike a la serie sindicada Increíble pero cierto. Para presentar a Spike como un sujeto digno de la antología diaria de acontecimientos extraños creada por Ripley, Sparky lo dibujó de perfil, como un perro entrenado (para que contrastara mejor con sus hábitos reales), sentado sobre las patas traseras, alerta como un sabueso. Robert Ripley aceptó el envío de Sparky y lo publicó el 22 de febrero de 1937».

Portada original de La felicidad es un cachorrito y de otro producto derivado
de portada similar, El evangelio según Peanuts.

«Los libreros nunca habían vendido un volumen en tapa dura similar al presentado por Determined Productions (a su vez una voz nueva y bastante diferente dentro del mundo editorial) en noviembre de 1962, apenas semanas después de que Estados Unidos y la Unión Soviética hubieran llegado al borde de la guerra termonuclear. Happiness Is a Warm Puppy demostró ser rápidamente el más elusivo sueño de los editores: un éxito para todas las edades, alcanzando la lista de los libros más vendidos de la nación el 2 de diciembre y permaneciendo en ella durante cuarenta y tres semanas. Acabaría siendo el quinto libro más vendido de 1962 y el primero ente los títulos de no ficción en 1963. Todo lo que desconcertaba a los libreros (el extraño formato; el tema único, explorado con sinceridad infantil a través de infinitas variaciones; las páginas coloreadas y sin numerar sobre las que irrumpían Linus, Lucy, Charlie Brown y Snoopy, no como personajes de una tira sino como arquetipos de libro ilustrado), fue lo que lo convirtió en un «producto de regalo» (un nuevo término para el mercado) que la gente se obsequiaba mutuamente para conmemorar las ocasiones más personales».

Un participante en la marcha contra la pobreza de 1968 en Washington.

«Un artículo de portada de Time en 1967 había citado a los personajes de Schulz como «favoritos de los hippies» y situaba a Schulz en su Shangri-La de Coffee Lane como el admirado vecino de la Comuna Morningstar. En 1968, seis años después de la edición de Happiness Is a Warm Puppy, John Lennon contestaría con una canción en el Album blanco de los Beatles, “Happiness Is a Warm Gun” [La felicidad es un arma caliente], y dos años después de que Schulz escribiera la escena de A Charlie Brown Christmas en la que Linus decide que el desgraciado arbolito de Charlie Brown «no es un mal árbol, lo único que necesita es un poco de amor», los Beatles pasaron a martillar el mismo mensaje por todo el mundo: «Lo único que necesitas es amor». El léxico de Peanuts se filtró permeando la cultura de arriba abajo y de abajo arriba. Cuando la Southern Christian Leadership Conference llevó la que popularmente se conoció como Campaña de los Pobres hasta Washington D.C. para solicitarle al Congreso un proyecto de ley de 30.000 millones de dólares en contra de la pobreza en mayo de 1968, las pancartas que inundaron The Mall salían prácticamente de la mesa de dibujo de Schulz: «La felicidad es… Una casa seca… Sin ratas ni cucarachas… Mucha comida buena»».

A la izquierda, Terenci Moix con una sudadera de «Snoopy for President». Snoopy fue adoptado por votantes reales como candidato independiente durante las elecciones presidenciales de 1968 y 1972, incitando en California una ley para ilegalizar la inclusión del nombre de personajes de ficción en las papeletas. A la derecha, Brooke Shields con un Snoopy gigante. Pincha para ampliar.

«Siguiendo el espíritu de la época, Connie Boucher vendió Peanuts como si fuera una causa para los consumidores, presentando a Schulz como el improbable nombre de referencia para todos aquellos «menores de treinta» y mayores de nueve, mientras Jim Young le daba a los libros y productos un aspecto que estaba al menos media cabeza por delante de otros avatares de la cultura pop no menos potentes, como los Beatles. Cuatro años antes de que los cuatro de Liverpool revolucionaran la industria del disco imprimiendo las letras de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band sobre un fondo de rojo chino en la contracubierta del álbum, de modo que las palabras casi parecieran vibrar, Boucher y Young electrizaron los ojos del consumidor con diseños y esquemas que, como informaría John Mack Carter, «han tomado virtualmente Carnaby Street». Antes de 1965, cuando Determined presentó la Sudadera Peanuts en las librerías Brentano’s, a nadie se le había ocurrido ofrecerle sudaderas a los compradores de libros. Las sudaderas eran prendas deportivas para mantenerse caliente antes o después de salir al campo de juego».

Un Convair B-58 Snoopy.

«Ya en 1959, dos bombarderos supersónicos Convair B-58, designados Snoopy-1 y Snoopy-2, habían tomado los cielos con su sosias pintado «en su pose más supersónica» en los morros. A mediados de los sesenta, escuadrones enteros de pilotos de cazas F-100 entraban en combate en trajes de vuelo decorados con parches del As del Aire en forma de diamante; y unos directivos de la NASA escogieron a Snoopy como símbolo de un nuevo programa de seguridad e inyección de moral».

Thomas P. Stafford saluda a Snoopy momentos antes de emprender la misión Apolo 10.

«[En mayo de 1969], los capitanes Eugene A. Cernan y John W. Young, de la marina de Estados Unidos, y el comandante Thomas P. Stafford, del ejército del aire, llevaron a cabo la misión de reconocimiento Apolo 10 en un módulo de mando llamado Charlie Brown, y descendieron en el módulo lunar Snoopy a una distancia de casi ocho millas náuticas y media del Mar de la Tranquilidad, en un ensayo final para el alunizaje del Apolo 11, que marcaría un antes y un después en la historia en julio de aquel mismo año. Para los astronautas, Snoopy era más que una mascota; como «único perro con experiencia de piloto», les sirvió de guía y guardián. De camino a la luna, a 206.000 kilómetros de la Tierra, Cernan mostró un dibujo de Snoopy, con sus gafas, su casco y su bufanda, frente a la cámara de televisión en color que llevaban a bordo para retransmitir a la Tierra. «Siempre imaginé a Snoopy con su viejo casco de aviador de la Primera Guerra Mundial, sus anteojos y su bufanda plateada, y creo que en aquellos tiempos nosotros mismos nos veíamos así en parte», recordaría Cernan. NASA estimó que más de mil millones de espectadores de todo el mundo vieron a Snoopy en aquel momento».

El viejo maestro en 1999, cinco meses antes de morir, en una de sus últimas fotografías.

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sábado 9 de enero de 2010

El ABCD de Schulz


Schulz, Carlitos y Snoopy no es un libro de historia del cómic, sino un libro de historia de la cultura de masas contemporánea. Michaelis había publicado una extensa biografía de N. C. Wyeth, y se acercó a Schulz desde fuera del mundo de las viñetas, con la intención de descubrir a un icono de la Norteamérica moderna. [Peanuts], protagonizada por un grupo de niños reflexivos como adultos, ascendió lentamente hasta llegar a la cumbre en la década de los 60, coincidiendo con el paso a primer plano del perrito Snoopy. En medio de la revolución juvenil, los lemas de la tira de prensa convirtieron a las criaturas de Schulz en iconos generacionales. Snoopy provocó un insólito consenso: lo mismo aparecía en una pancarta por la paz que en el morro de un bombardero sobre Vietnam.

Santiago García, hoy mismo en ABCD, el suplemento cultural de ABC.
Para leer el artículo entero pincha aquí.

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lunes 4 de enero de 2010

La gran serie freudiana

Gracias a una amable lectora me entero de que el pasado lunes 28, el programa Asuntos Propios, que dirige y presenta Toni Garrido en Radio Nacional de España, dedicó nueve minutitos a charlar sobre Schulz, Carlitos y Snoopy. El colaborador literario del programa, Ignacio Armada, profesor de Cine y Literatura en la Universidad CEU San Pablo, dijo cosas como esta:

«Yo creo que este es un gran acontecimiento, para empezar porque es una biografía que se publica en español y es una de las pocas ocasiones en que, no sólo ya en español, sino en cualquier idioma, se le dedica una biografía extensa y un estudio extenso a un autor de cómics, pero es que el caso lo merece. Schulz ha sido uno de los grandes autores culturales del siglo XX. […] Creo que lo bonito de sus tiras son dos cosas. La primera es que retrata un mundo de pequeñeces, un mundo interior. No un mundo de aventuras, sino un microcosmos de cuatro o cinco personajes, centrándose en contar las relaciones entre ellos, que son las relaciones entre todos los seres humanos. Esto es lo que luego va a imitar Quino soberbia y magistralmente con Mafalda, lo que va a reinventar Bill Watterson con Calvin y Hobbes, lo que son de alguna manera B.C. o El mago de Id, lo que han sido las grandes tiras cómicas de los últimos cincuenta años. Y el germen de eso está de alguna manera en Peanuts. Y luego, por otra parte, que Schulz dibuja de una manera muy icónica, muy sencilla, y eso permite no sólo hacer mucho merchandising sino que de alguna manera todo el mundo se identifique con esas ilustraciones. […] Esto es lo que hacía que la serie no gustase sólo a los niños, sino que gustase fundamentalmente a los mayores, y por eso se ha convertido en un fenómeno cultural y ha trascendido el mundo del cómic. Porque si se puede definir de alguna manera, creo que es la gran serie freudiana. Todos los grandes complejos de los adultos están de alguna manera en Peanuts».

Si quieres escuchar la intervención de Ignacio Armada al completo, puedes hacerlo gracias a la mediateca de RTVE:

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miércoles 30 de diciembre de 2009

Schulz encarcelado


Una tira navideña de Peanuts incluida en Schulz, Carlitos y Snoopy.

Descubrir Peanuts de adulto es una suerte, una experiencia que permite comprobar hasta qué punto la atmósfera corrosiva de la aldea global de McLuhan podía corromper completamente una creación hasta convertirla en merchandising puro que se fagocita a sí mismo hasta hacerse irreconocible.
Y más suerte todavía es disponer de la biografía de Schulz escrita por David Michaelis, un repaso a la vida del creador de una exhaustividad increíble (sólo superada por la de Milton Caniff escrita por R.C. Harvey) que permite desentrañar claves fundamentales de esta obra maestra. Michaelis explora con minuciosidad todos y cada uno de los pasos vitales de Schulz, documentándolos y encontrando correlaciones que permitan entender la evolución paralela de la serie, comprendiendo hasta que punto Schulz, más que Charlie Brown, era Peanuts. Reconozco que el estilo de prosa engalanada de Michaelis me carga un poco, pero apenas importa ante la avalancha y profusión de datos, ante lo titánico de la investigación, en un análisis tan concienzudo que entierra el peligro de caer en la hagiografía. Es todo un privilegio poder asistir como lector a la creación de un clásico, desgranando todas y cada una de las decisiones del autor, desde las personales a las impuestas, comprendiendo simultáneamente a creador y creación.

Álvaro Pons reseña Schulz, Carlitos y Snoopy. Una biografía.
Sigue en La cárcel de papel.

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Todos los cerebros del mundo son impotentes contra cualquier estupidez que esté de moda.
Jean de La Fontaine
Popsy