Cultura Impopular

El blog de Espop Ediciones

viernes 17 de junio de 2011

Apetito por el violonchelo

A través de No puedo creer me entero de la existencia de Luka Sulic y Stjepan Hauser, los componentes del dúo croata 2Cellos, que acaba de publicar un disco de megaenérgicas versiones en cuerda de clásicos del rock y el pop. Algo que por lo general no suele hacerme demasiada gracia (nunca me fue el rollo Apocalyptica), pero… ¿quién podría resistirse a este tremendo «Welcome to the Jungle»? No sé si Slash se habría dignado a opinar de ellos en su autobiografía, pero por mi parte, si de verdad los viera en la calle, les echaba todo lo que llevara en el bolsillo.

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viernes 26 de noviembre de 2010

Esto es lo que sé de Slash

Hay que reconocer que en parte me está viniendo bien que la publicación de la autobiografía de Slash haya coincidido precisamente con la gira de promoción de su nuevo (y también homónimo) disco. Hacía mucho tiempo que el de la chistera no estaba tan presente en los medios como en estos últimos meses, y aunque en la mayoría de sus intervenciones ni siquiera menciona el libro, en ocasiones encuentro cosas que me pueden resultar muy útiles como material promocional. Una de ellas es esta entrevista realizada por Shahesta Shaitly para el semanario británico The Observer, publicada el domingo pasado en la sección This Much I Know («Esto es lo que sé»), cuya principal característica es la de reproducir únicamente las respuestas del entrevistado en plan confesional. No deja de resultarme curioso que aunque sólo sea mediante unas cuantas pinceladas superficiales, el texto acaba revelando más sobre la vida y la persona de Slash en poco más de un folio que toda la patética entrevista que le hizo Buenafuente hace un par de semanas (de una sosería y una banalidad francamente imperdonables, máxime teniendo en cuenta que desde la redacción del programa se habían puesto previamente en contacto con nosotros para solicitarnos un ejemplar de la biografía, supuestamente para poder preparar a fondo la entrevista, o sea que no sería por falta de documentación). Pero bueno, tampoco era de eso de lo que quería hablaros hoy. Así que vamos a lo que vamos y aquí os dejo traducido, respetando su formato original, el «Esto es lo que sé» de Slash.

Las guitarras son el objeto más molón y sexy que existe. Me sentí sobrecogido la primera vez que junté tres notas seguidas y sonaron tal como debían sonar.

Toqué fondo de 1996 a 2001. Dejé Guns N’ Roses y mi alcoholismo alcanzó su cota máxima. Tenía 35 años y me tuvieron que instalar un defibrilador en el corazón.

Dejé la bebida y las drogas hace cinco años. Solía ser heroinómano. Hasta entonces, si tomaba drogas no bebía demasiado, y si le daba a la bebida no me drogaba en exceso. Siempre era o una cosa o la otra.

La gente tiende a pensar que era un borracho embrutecido, lo cual probablemente fuera cierto en algún momento. Pero incluso en los tiempos en los que me iba la marcha rehuía a la gente y prefería estar solo. Éramos yo y mis demonios.

Hace año y medio que no fumo un cigarrillo.

Me crié en Stoke-on-Trent. Nos mudamos a Los Ángeles cuando tenía cinco años. Mis recuerdos de Stoke son agradables: mi tía y mi abuela preparando  pasteles de manzana y mi abuelo comportándose como un anticuado jefe de bomberos. Lo que más eché de menos cuando dejé Gran Bretaña fue que en L.A. no había lollipop ladies [controladoras de paso cebra].

Slash con la primera encarnación de Snakepit. Foto: Alison Dyer.

No sé qué sentimiento me produce lo «americano», pero desde luego siento afinidad por lo británico. Me siento más cómodo en una habitación llena de gente si hay un británico en ella.

Al haber crecido rodeado de famosos, a menudo me preguntaba qué se sentiría siendo uno, pero cuando me llegó el turno no tuvo nada de especial.

Le tengo fobia a sacar el brazo por la ventanilla del coche mientras conduzco. Imagino que tendrá algo que ver con que toco la guitarra y necesito el brazo.

La telerrealidad es un signo del fin de la civilización occidental tal como la conocemos. Ya no queda ningún misterio en nada.

Todo el mundo me hace preguntas acerca de qué pasó con Axl y me veo obligado a encontrar respuestas, pero en realidad no hay mucho que decir.

No soy una persona emotiva. Supongo que es uno de mis defectos. La última vez que lloré fue probablemente cuando murió mi madre.

Las groupies han cambiado. En los 70 sólo querían sexo. En los 80 querían estar cerca de alguien rico. De las groupies de los 90 no puedo contaros nada porque no me acuerdo. Ahora son o muy inocentes o acosadoras de las que dan miedo.

Soy un adicto a los programas de cocina. No tengo paciencia para cocinar, pero sé todo lo que se puede saber al respecto.

Trabajar con Michael Jackson fue estupendo. No era un dictador ni uno de esos gilipollas idiosincrásicos que se creen con derecho a comportarse como gilipollas porque son geniales. Michael era la encarnación de la música.

Creo en algo superior a sí mismo. No tiene que ver con dios.

Haber tenido hijos sigue cambiándome. Soy un eterno adolescente, así que tener a mis dos hijos es como estar acompañado de un par de colegas.

Mi mayor logro es haber seguido con vida todo este tiempo en la industria de la música… o quizá sencillamente haber seguido con vida, punto.

Slash cuando acostumbraba a destrozar furgonetas de alquiler. Si has leído la autobiografía,
ya sabes de qué va la vaina. Foto: Robert John.

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jueves 14 de octubre de 2010

Slash en Letterman

En 2007, con motivo del lanzamiento de su autobiografía, Slash participó en el Late Show de David Letterman para hablar un poco del libro, de su vida en general y de Guns N’ Roses en particular. Ahora que sólo queda una semana para la publicación de Slash en España, me ha parecido un buen momento para recuperar la entrevista de Letterman y subtitularla en castellano. Como siempre, cualquier uso que queráis hacer del vídeo (vincularlo, difundirlo, incrustarlo en vuestros blogs) será bien recibido.
Os recuerdo los detalles del libro: Slash, la autobiografía, de Slash y Anthony Bozza. Publicado por Es Pop Ediciones. 16,5 x 24 cm. Tapa dura. Sobrecubierta. 480 pags. Ilustrado. ISBN: 978-84-936864-3-7. PVP: 26 €. Y además puede comprarse aquí.

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martes 28 de septiembre de 2010

Slash: la autobiografía

El próximo veinte de octubre se pondrá por fin a la venta la edición en español de Slash, la autobiografía del melenudo guitarrista de Guns N’ Roses y Velvet Revolver (y de Snakepit, ojo, que a mí It’s Five O’Clock Somewhere siempre me ha parecido un disco nada desdeñable). Como siempre, trabajar con una docena de distribuidoras hace que sea difícil llegar a todos los punto de venta al mismo tiempo, pero ese es al menos el día oficial en el que debería de estar en las tiendas. En cualquier caso, esta vez hemos preparado una página de preorder, para que quien quiera pueda ir reservando su ejemplar o ejemplares directamente con nosotros. Los que hayáis comprado anteriormente en nuestra tienda, ya sabéis cómo funciona el tema. Para los que no, decir sólo que los libros se envían por mensajero, que no cobramos gastos de envío y que, como es lógico, se paga en el momento de la entrega, no al hacer el pedido. Si queréis probar, esta es una buena oportunidad. Por lo demás, disculpas una vez más por el retraso acumulado por el libro a todos aquellos que lo lleváis esperando desde hace meses. Gracias por vuestro apoyo, por el continuo interés que habéis mostrado hasta ahora y por vuestra paciencia. Mientras tanto, aquí os dejo la ficha del libro y el consabido enlace al adelanto en PDF por si queréis ir picoteando un poco. Que lo disfrutéis.

SLASH: LA AUTOBIOGRAFÍA
Nació en Inglaterra, pero creció en Los Ángeles, en el vibrante hervidero de música y cultura que fueron los primeros años setenta. Su adolescencia la pasó en las calles, descubriendo la bebida, las drogas, la música rock y las mujeres, a la vez que adquiría un notable prestigio como corredor de bicicross. Pero todo su mundo cambió el día que sostuvo por primera vez la baqueteada guitarra con una sola cuerda que encontró escondida en el armario de su abuela. Ahora, tras haber vendido más de 100 millones de discos con Guns N’ Roses y tras haberse ganado a pulso la fama de ser uno de los mejores guitarristas del mundo, Slash ha decidido contar, por primera vez, la historia del grupo desde dentro: su formación, los años de penurias, la creación de las canciones que definieron una era, la locura del éxito y, en última instancia, el tortuoso y desquiciado camino hacia la autodestrucción que terminó acabando con ellos. Pero esta no es sólo la historia de Guns N’ Roses, sino también una crónica personal llena de triunfos y tragedias; la de una vida marcada por el empeño de huir de sus demonios, ahogándolos en vodka, heroína, cocaína, actrices porno y lo que fuese que le saliera al paso. Slash ha sobrevivido a todo ello: adicciones, demandas, revueltas callejeras, sobredosis, decadencia y destrucción, hasta encontrar una salida en la evolución de su música, desde Snakepit hasta Velvet Revolver. Slash es todo lo que puede esperarse del hombre, el mito, la leyenda: divertido, sincero, fresco y abracadabrante… en una palabra: excesivo.

«La autobiografía más demencial que leerás en tu vida».
The Observer

«Maravillosamente sincera».
Entertainment Weekly

«Entretenida y educativa. Un curso acelerado para todos aquellos que aspiran al estrellato del rock».
Spin Magazine

Características: 16,5 x 24 cm. Tapa dura. Sobrecubierta.
464 pags BN + 16 pags a color. Ilustrado.
ISBN: 978-84-936864-3-7
PVP: 26 €

Adelanto de 37 páginas en PDF (4,1 MB): http://www.espop.es/catalogo/slash_adelanto.pdf

Portada: http://www.espop.es/prensa/slash_portada.jpg

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viernes 10 de septiembre de 2010

Slash y los vídeos de Guns N’ Roses

Ahora que Slash ya va camino de la imprenta y que cada vez falta menos para que llegue a las tiendas, ha llegado el momento de traeros un primer adelanto algo más sustancioso del libro. Sin embargo, en esta ocasión, en vez de colgar el típico capítulo de muestra en PDF (que de todos modos podréis encontrar en breve en la web de Es Pop), he preferido hacer algo un poco diferente. De modo que, aprovechando que los vídeos de Guns N’ Roses están disponibles en YouTube, se me ha ocurrido ir extractando aquellos fragmentos de la autobiografía en los que Slash va comentando cómo fue el rodaje de cada uno de ellos para elaborar esta especie de guía audiovisual. Comenzamos por…

Welcome to the Jungle, 1987
Antes de salir a la carretera con The Cult, rodamos el vídeo para “Welcome to the Jungle”, el primero que hacíamos. El rodaje duró dos días. El primero, grabamos todas las pequeñas escenas que nos definen a cada uno como personajes individuales: Axl saliendo de un autobús, Izzy y Duff paseando por la calle, etc. Si parpadeas, lo más probable es que a mí ni me veas: soy el borracho sentado en un portal con una botella de Jack metida dentro de una bolsa de papel. Rodamos aquellas escenas en La Brea, frente a una pequeña tienda de barrio que había encontrado nuestro director, Nigel Dick. Yo ya estaba familiarizado con el largo y arduo proceso de grabar vídeos: en 1982 había sido extra en uno para un tema de Michael Schenker sacado de su álbum Assault Attack. El ciclo constante de «carreras y pausas» habitual en cualquier tipo de rodaje me parecía tan aburrido que para cuando llegó el momento de grabar mi escena para el vídeo de “Jungle” ya estaba completamente borracho. Ese clip muestra perfectamente cómo era mi vida en aquel momento: un minuto después de que el director gritara «Corten» me peleé con nuestro representante, Alan Niven. Lo mandé al carajo y me perdí en la noche, haciendo autoestop hasta quién sabe dónde.
A la noche siguiente grabamos en el Park Plaza Hotel, donde tenía su sede el Scream Club de Dale Gloria. Dale es célebre entre los noctámbulos de Los Ángeles por haber sido el propietario de varios clubes; Scream era el más legendario. Aquel segundo día fue igual de largo y tedioso, pero al menos grabamos al grupo interpretando la canción en directo. Primero la tocamos a puerta cerrada y después llenamos el club con público y la volvimos a interpretar tres veces seguidas. Aquello sí estuvo bien. Y con eso terminamos nuestro primer vídeo.

Sweet Child O’ Mine, 1987
Regresamos a L.A. y grabamos el vídeo para “Sweet Child O’ Mine”, más que nada para mantenernos ocupados mientras Alan buscaba un modo de volver a sacarnos a la carretera. El rodaje no estuvo del todo mal; sólo fueron otro par de días sentados esperando a que nos llegara el turno de hacer algo. Mientras hubiera un elemento de interpretación en directo, a mí ya me parecía bien. En el vídeo salen todas nuestras novias del momento, lo cual me resulta bastante gracioso al verlo ahora, con la distancia que da el tiempo.

Paradise City, 1988
En el transcurso de aquella gira [con Aerosmith] tocamos en el estadio de los Giants, compartiendo cartel con Deep Purple. Es un recinto gigantesco y teníamos tanto espacio en el escenario que podíamos ponernos literalmente a correr; siempre se nos dio bien eso. Hicimos un set de cuarenta y cinco minutos y tocamos “Paradise City” dos veces porque aprovechamos para rodar un vídeo. El público explotó. El estadio de los Giants tiene una capacidad de ochenta mil personas, y aunque no estaba del todo lleno nunca habíamos tocado para tanta gente a la vez. La energía era increíble. Fue uno de esos momentos en los que de verdad me di cuenta de lo populares que nos estábamos volviendo en el mundo «real». Fue un momento de claridad. Visto con la perspectiva que otorga el tiempo, era evidente que a pesar de los éxitos de Aerosmith en la radio pronto fuimos nosotros los que pasamos a ser la atracción principal. Sucedió muy rápido, gracias a la constante rotación del vídeo de “Sweet Child O’ Mine” en la parrilla de MTV. En apenas unas semanas desde que se lanzó como single a primeros de junio, llegó al número uno y nos convirtió en el grupo más popular del país. Desde arriba nos llegaban rumores, pero yo no fui realmente consciente de ello hasta que la revista Rolling Stone apareció en mitad de la gira. Habían enviado a un periodista para que escribiera un artículo de portada sobre Aerosmith, pero al cabo de un par de días observando las reacciones del público y viéndonos tocar, la revista optó por darnos a nosotros la portada. Para cuando acabó la gira, éramos un puto fenómeno y generábamos un nivel de entusiasmo que a mí me dejaba desconcertado noche tras noche.
Las secuencias de concierto que se ven en “Paradise City” se rodaron en dos lugares; el primero fue el estadio de los Giants en Nueva Jersey y el segundo, un mes más tarde, durante el festival Monsters of Rock en Castle Donington, en las Midlands inglesas, el 20 de agosto de 1988. Para cuando llegamos a Donington, “Sweet Child” y “Welcome to the Jungle” habían irrumpido en las listas de todo el mundo y el disco había entrado en el Top Ten. En aquel concierto obtuvimos una reacción frenética que nunca hasta entonces habíamos presenciado. El festival rompió aquel año todos sus récords de asistencia, superando la marca de las cien mil personas. No se nos ocurría un lugar más indicado para grabar nuestro directo… hasta que dos personas fallecieron pisoteadas justo frente al escenario durante nuestra actuación.

Patience, 1989
Grabamos el vídeo para “Patience” en dos localizaciones: una fue The Record Plant, el estudio en el que habíamos registrado las canciones; de ahí salieron las secuencias en las que se nos ve tocar. El resto del vídeo (las escenas con los diferentes miembros del grupo) las grabamos en el Hotel Ambassador, donde asesinaron a Bobby Kennedy. En aquel momento estaba cerrado al público, pero disponible para rodajes de películas y vídeos.
Yo tenía dos serpientes que me habían regalado mientras estaba en el apartamento de Larrabee: una era una boa constrictor de cola roja y metro ochenta de envergadura, llamada Pandora, que había sido un regalo de Lisa Flynt, la hija de Larry. La otra era una pitón birmana de dos metros setenta de envergadura llamada Adriana. Las dos vivían en el armario de mi dormitorio y las dos salen en el vídeo.
Recuerdo bien aquel día. Estaba empezando a convertirme en uno de esos músicos yonquis que asumen que lo que hacen es tan común y sabido por todos que apenas sienten la necesidad de disimularlo. Aparecí en el rodaje, pasé a toda velocidad junto a los técnicos de luces y los cámaras, que llevaban allí apelotonados todo el día para preparar la escena, y me encerré en el cuarto de baño. Ahora era el típico guitarrista cuya reputación le precede y que vive a su altura: me quedé allí dentro unos ocho minutos, después salí colocado y me tiré en la cama con mi boa por encima. Apenas me moví mientras ellos rodaban lo que necesitaban. Creo que no le dije ni media palabra a nadie. Debió de ser surrealista.

It’s So Easy, 1989
El día anterior al primer concierto con los Stones, dimos una actuación de calentamiento en el Cathouse que fue la polla. Era la primera vez que volvíamos a tocar tras una buena temporada y teníamos tanta energía contenida que sonamos asombrosamente bien. Fue un concierto memorable, aunque no careció de momentos desagradables, ya que Axl insultó a David Bowie de tal manera desde el escenario que Bowie se marchó a mitad de actuación.
David estaba allí con mi madre, sentados a una mesa cerca del escenario, y al parecer Axl estaba convencido de que en el backstage, antes de empezar, David le había estado tirando los tejos a Erin Everly. Era una idea tan absurda que mi madre tuvo que preguntarme después qué cojones le pasaba a Axl. Fue una situación incómoda, pero intenté obviarla para centrarme únicamente en lo positivo. Aquella velada fue registrada para la posteridad en el video de “It’s So Easy”, que nunca fue aceptado por MTV ni emitido en Estados Unidos porque nos negamos a eliminar los tacos de la canción.

Don’t Cry, 1991
Una vez que quedó decidido, una vez que quedó grabado en piedra que el segundo de los cinco miembros fundadores de Guns N’ Roses dejaba el grupo, terminamos la gira europea. El último concierto de Izzy fue frente a setenta y dos mil personas en el estadio Wembley, en Londres, para el cual agotamos las entradas más rápidamente que cualquier otro artista en la historia. Pero lo que realmente merece la pena mencionar es que, al menos según yo lo recuerdo, después de que Izzy nos informara de que abandonaba el grupo, ninguno de los conciertos restantes de la gira europea comenzó tarde. Tras Wembley, regresamos a L.A. y grabamos el vídeo para “Don’t Cry”, en el que Dizzy Reed sale con una camiseta que pone: «¿Dónde está Izzy?».

November Rain, 1992
Cuando regresamos a L.A. me permití un raro capricho: una guitarra. Un coleccionista se había puesto en contacto con nuestros representantes porque quería venderme la Les Paul de 1959 de Joe Perry, el modelo Sunburst de color tabaco con la que sale en incontables fotografías. La ex mujer de Joe la había vendido cuando él aún era drogadicto y habían pasado por una mala racha económica. Y era la auténtica; el tipo tenía fotos y toda la documentación. Era una guitarra que yo conocía bien: era la que enarbolaba Joe en el póster de Aerosmith que había tenido en la pared de mi cuarto durante mi adolescencia. Tenía un rayazo inconfundible; era la de verdad.
El tipo quería ocho mil dólares por ella, y aunque yo nunca me había gastado ocho de los grandes en nada en toda mi vida, tenía que tenerla. Fue un momento bastante alucinante para mí cuando por fin la tuve entre mis manos; el mismo instrumento que había jugado un papel esencial en el camino que había elegido para mi vida era ahora mío (más tarde la utilizaría en el vídeo de “November Rain”). Fue entonces cuando sentí que de verdad había triunfado.

Since I Don’t Have You, 1993
The Spaghetti Incident salió a la venta en noviembre de 1993 y el single fue “Since I Don’t Have You”, lo cual estaba lejos de ser la mejor idea, a pesar de que fuera una excelente versión. También grabamos un vídeo. Por aquel entonces yo salía cantidad de marcha con Gary Oldman, así que el día del rodaje me lo llevé conmigo al estudio. Tras “November Rain” y “Estranged”, estaba ya harto de los vídeos conceptuales ideados por Axl, y este prometía ser otro más en la lista. Casi me marché del plató cuando me dijeron que tenía que ponerme en mitad de un estanque lleno de agua y posar mientras tocaba la guitarra durante quince tomas. Afortunadamente, Gary intervino:
—No, no —dijo—. Saldrá bien. Espera un momento.
Desapareció un buen rato en vestuario y maquillaje para reaparecer disfrazado de Marqués de Sade, con un traje victoriano completamente auténtico. También tenía un par de accesorios de atrezo y decidió que me llevaría en bote a través de la laguna Estigia mientras yo tocaba el solo bajo la lluvia. Para cuando llegó el momento de rodar, había perdido el disfraz y terminó interpretando a una especie de demonio con la cara pintada de blanco y unos pantalones ajustados. Casi fue demasiado convincente. Después de aquella tarde, estoy casi seguro de que lo siguiente que supe de Gary fue que estaba en rehabilitación.

Y con esto acabamos el repaso de Slash a los vídeos de Guns N’ Roses. Evidentemente, faltan varios sobre los que no comenta nada en el libro, aunque en determinados casos, como el de «Estranged», la verdad es que no me extraña (¡esos delfines!). Para eso, mejor nos despedimos con este:

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jueves 1 de abril de 2010

Un adelanto informal

Kenny escribió la lista porque se estaba muriendo.
Aquella misma mañana, una resonancia magnética había revelado que un tumor cerebral maligno había germinado en los húmedos rincones de su cráneo igual que un champiñón entre el abono.
Le quedaban seis semanas de vida, quizá menos. Una quimioterapia agresiva, complementada por otro procedimiento brutal e invasivo llamado resección parcial, podría ampliar aquel periodo en un mes más. Pero Kenny no le veía el sentido.
De modo que le dio las gracias a sus médicos, salió del hospital y se fue a dar un paseo.

Así de fuerte empieza el tercer título de la colección Es Pop Narrativa, editada a medias por Valdemar y Es Pop Ediciones, que llegará a las tiendas a finales de mayo, coincidiendo con la Feria del Libro de Madrid. Por ahora no puedo contar muchas más cosas, al margen de que ya he terminado de traducirlo y de que, si todo va bien, a finales de mes podré ofreceros también algunas imágenes de la portada más el habitual adelanto en PDF.
Mientras tanto, ¿qué pasa con Slash? Pues que sigue avanzando, a pesar de los retrasos. Mis más sinceras disculpas a todos aquellos que lo estáis esperando desde hace meses. El lanzamiento de la nueva colección me ha robado más tiempo del que esperaba y no he podido seguir traduciendo al ritmo que a mí me habría gustado. ¡Pero de verdad que ya queda menos! Mientras tanto, para endulzar la espera, aquí os dejo un fragmento de las memorias de nuestro peludo con sombrero de copa favorito:

Slash, dándole al frasco con Iggy Pop.

«Durante la gira con The Cult, nos alojamos en hoteles de menor categoría que los suyos, pero eso no nos impedía ir hasta allí para destrozarlos igualmente. A menudo la noche terminaba conmigo y con Duff siendo expulsados de allí, bien por los empleados del hotel, bien por los propios miembros del grupo. Se nos planteaba entonces el dilema de tener que encontrar el camino de vuelta hasta donde coño fuera que estuviera nuestro hotel. Una noche acabé tan pedo que perdí el conocimiento en el sofá del vestíbulo del hotel de The Cult y Duff me dejó allí tirado. Me desperté a eso de las cinco de la madrugada para descubrir que me había meado encima mientras dormía. Por si eso fuera poco, no sólo no llevaba encima la llave de mi habitación sino que ni siquiera tenía ni idea de dónde nos alojábamos. Los recepcionistas del hotel no hicieron nada por ayudarme, probablemente porque estaba empapado en pis y olía como una taberna. Salí a la fría noche canadiense, a vagar sin rumbo por las calles heladas, con la esperanza de encontrar el camino. Una vez fuera, sólo vi un hotel, situado a bastante distancia de allí, pero tuve suerte y resultó ser el nuestro. Más suerte aún tuve de llevar puestos unos pantalones de cuero, ya que de otro modo se me habrían helado los cojones. Es una de las grandes ventajas que tienen los pantalones de cuero: si te meas con ellos puestos retienen el calor mucho mejor que los vaqueros».

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Ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.
Friedrich Nietzsche
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