Este año despedimos la campaña editorial con una sorpresa: hoy miércoles sale a la venta una edición ampliada de Lemmy: la autobiografía, las memorias de Ian «Lemmy» Kilmister escritas en colaboración con Janiss Garza. Se trata de una nueva versión publicada por Simon & Schuster en Inglaterra en mayo de este mismo año que incluye como novedades los siguientes contenidos: un prólogo de Lars Ulrich (en realidad no es un texto nuevo, sino una transcripción del discurso pronunciado por el batería de Metallica en el funeral de Lemmy —se puede ver en YouTube—), una docena de fotos inéditas y, en mi opinión lo más interesante, un epílogo de 30 páginas escrito por Steffan Chirazi, periodista y amigo íntimo de Lemmy, en el que se narra la última década de vida del líder de Motörhead y en particular sus padecimientos del último año. En total, casi cincuenta páginas de material nuevo.
Como lector siempre me han tocado bastante las narices estas ediciones ampliadas. Más aún cuando la ampliación no está escrita por el autor original. Por otra parte, teníamos que reeditar el libro igualmente porque ya se nos había agotado y dejar este material fuera, sabiendo que existe y que ahora forma parte de la edición original inglesa, tampoco era una opción. En última instancia, creo que tenemos la responsabilidad de hacer la mejor edición que nos sea posible en cada momento determinado, y si ahora disponemos de unos materiales que simplemente no existían hace año y medio cuando lanzamos la primera edición, hay que aprovechar esta nueva oportunidad para incluirlos. Otra ventaja de la nueva edición británica es que, al haberse actualizado los archivos por vez primera desde que se lanzase el libro en 2003, hemos podido contar con mejores materiales de reproducción que la última vez. Por eso, a partir de hoy mismo, Lemmy: la autobiografía pasa a tener más páginas, más imágenes y un cuadernillo central con fotos en color.
La idea, en cualquier caso, es hacer la mejor edición posible, no sacarle los cuartos otra vez precisamente a aquellas personas que te han apoyado desde un primer momento. Por lo tanto, hemos preparado un PDF con el epílogo de Chirazi entero para que quien quiera pueda descargárselo y leerlo sin ningún problema. Sé que no es la solución ideal, pero al menos es una manera de que quienes ya tenéis el libro podáis leer igualmente el contenido añadido en caso de que tengáis interés. Este es el enlace:
Por su parte, el prólogo de Ulrich ha quedado incluido en el adelanto que ofrecemos siempre con las primeras páginas de cada libro en su ficha correspondiente en la web de Es Pop. Si la visitáis, podréis ver también unas cuantas imágenes de los interiores de la nueva edición. Por cierto, el circulito informativo que le hemos añadido a la portada es, lógicamente, una pegatina fácilmente separable. Jamas se nos ocurriría desgraciar de esa manera la excelente cubierta que nos realizó el ilustrador sudafricano Ian Jepson (cuyo proceso de creación describimos al detalle en su día).
La portada definitiva, ilustrada y rotulada por Ian Jepson.
La portada de Lemmy: la autobiografía es un buen ejemplo de cómo, a veces, la mejor solución es la más sencilla y cómo, a veces, lo verdaderamente trabajoso es darse cuenta de ello. Bueno, para no generalizar, digamos que eso es lo verdaderamente trabajoso para mí, que en ocasiones me empecino en unas cosas que…
En este caso mi planteamiento inicial para la portada era utilizar cualquier cosa menos la imagen de Lemmy. ¿Por qué? En primer lugar, porque me harta un poco que todas las biografías musicales tengan que seguir el mismo patrón de poner una foto en primer plano del roquero de turno. En segundo, porque tenía en mente trabajar con un ilustrador especialmente capacitado para la sugerencia y con una gran habilidad para destilar en una sola imagen lo que podríamos llamar el feeling del músico en cuestión. Esta capacidad es precisamente una de las cosas que más me llamaron la atención del artista sudafricano Ian Jepson. Si echáis un vistazo en su página web a carteles como el de Shadowclub, The Dollfins o Death Panthers veréis enseguida a lo que me refiero. Me atraía mucho la idea de tratar la portada de la autobiografía de Lemmy como si fuera un póster de un concierto y aprovechar el evidente talento de Ian para la rotulación. Uno siempre siente cierto nerviosismo a la hora de abordar a los ilustradores con los que quiere trabajar, máxime cuando residen, como en este caso, en el otro extremo del mundo y no tienen la más mínima referencia ni sobre tu editorial ni sobre ti. Afortunadamente, se dio la casualidad de que Ian es un gran fan de Motörhead y de inmediato aceptó la propuesta. Una de las primeras cosas que me dijo fue precisamente que le atraía la idea de insinuar el concepto sin llegar a mostrarlo tal cual, «particularmente en un caso como éste, en el que probablemente podría resultar excesivamente literal poner la cara de Lemmy cuando el título del libro es precisamente su nombre». Viendo que estábamos en la misma onda, Ian realizó varias pruebas, buscando algún elemento alegórico o característico que destilara la esencia de Lemmy (las botas, el cinturón, las tragaperras… podéis ver sus bocetos iniciales aquí), para acabar pasándome cuatro propuestas. Transcribo a continuación mi reacción inicial a las mismas, tal como se la expresé a Ian por correo.
«Creo en la eficacia de la sencillez y en ese aspecto diría que la del as de picas es mi imagen favorita. Me encanta el concepto y el contraste entre el magenta y el crema. Es muy llamativa, pero no estoy del todo seguro de que fuera a funcionar como cubierta. Parece más bien una ilustración para un artículo o una bonita portadilla interior. Por otra parte, Lemmy se queja repetidas veces en el texto de que parece que mucha gente únicamente le recuerda por «Ace of Spades», por lo que utilizar eso como único elemento de la cubierta podría parecer irónico. Me encanta la ilustración y al primer vistazo ha sido la que más me ha llamado la atención, pero, pensándolo detenidamente, me da la impresión de que puede dar una visión demasiado restrictiva del libro».
«El de la chaqueta me gusta. Me parece una solución elegante y estoy seguro de que quedaría genial con tus texturas (además, me gusta mucho la colocación del título), pero estoy intentando visualizar cómo funcionaría en una librería y me da la impresión de que no llamaría demasiado la atención, puede que sea demasiado sutil. A lo mejor es el encuadre lo que me genera dudas. Te obliga a interpretar todos los elementos por separado antes de darte cuenta de qué es lo que estás viendo realmente y me da miedo que eso despiste un poco la atención. Funciona como una leve insinuación cuando debería ser un puñetazo en los ojos. Puede que quedara mejor mostrando la chaqueta entera, pero entonces sería demasiado parecido a tu cartel para Shadowclub y no creo que merezca la pena repetirse».
«Esta idea me gusta mucho. Resulta muy llamativa y tiene todos los elementos necesarios que, en conjunto, componen un buen retrato de lo que son Lemmy y Motörhead. Es lo suficientemente abstracta como para asimilarla de un vistazo y a la vez lo suficientemente detallada como para transmitir varias ideas a la vez. En principio tiraría por aquí, pero no quiero dejar sin comentar la cuarta y última propuesta».
«Aunque mi primer instinto es desarrollar el concepto anterior, les he enseñado tus propuestas a un par de amigos y todos ellos han señalado sin dudarlo esta imagen. Estoy de acuerdo contigo en que tener la cabeza de Lemmy debajo de un gran rótulo que anuncie «Lemmy» es un tanto redundante, pero la manera en la que has integrado el título como parte de la ilustración me parece que soluciona el problema; el título y Lemmy dejan de ser dos elementos separados y redundantes para convertirse en una sola imagen. Además, es llamativa de narices. Me genera sensaciones contradictorias, porque por una parte estoy seguro de que llamará muchísimo la atención en las librerías: es simple, directa, fácil de distinguir a distancia e incluso de reojo. Sin embargo, no era lo que tenía en mente cuando decidí ponerme en contacto contigo. Me daría pena acabar encargándote un retrato en vez de algo más singular e intrínsecamente tuyo, más parecido a tus carteles, que fueron el motivo de que se me ocurriera ofrecerte el encargo».
La respuesta de Ian no se hizo esperar: «Debemos de tener amigos muy parecidos, porque todos aquellos a los que les he enseñado las ilustraciones también han elegido ésta. Desde luego es algo a tener en cuenta. Tras darle unas cuantas vueltas, creo que deberíamos tirar por la idea de la cara. No hago más que pensar en mis portadas favoritas y el modo en el que las cubiertas que me llaman la atención en las librerías suelen ser siempre las más claras, directas y atrevidas, todo lo cual podría serlo ésta. Te envío otro boceto con los colores cambiados y un diseño más ajustado. Quiero intentar otro par de cosas, pero estoy bastante convencido de que ésta podría acabar quedando muy molona».
Justo sobre estas líneas tenéis el boceto al que hacía referencia Ian en su mensaje, el cual terminó de disipar cualquier duda que pudiéramos haber tenido todavía cualquiera de los dos. Así pues, una vez aceptado que aquello que en un principio nos habíamos empeñado en evitar era lo más adecuado para el libro, sólo quedaba pulir la imagen, dejar que Ian hiciera su magia particular con las texturas y la tipografía y discutir ligeramente el mejor encuadre para el rostro de Lemmy. En algunas pruebas el plano estaba un poco más cerrado, en otras un poco más abierto, pero las diferencias al fin y al cabo eran mínimas. La única variación importante fue esta versión que podéis ver aquí abajo, intentando encajar el nombre de los autores junto al título del libro. No es que quedara mal, ni mucho menos, pero en última instancia lo descarté porque me parecía que rompía un poco esa fusión alcanzada entre la rotulación y la ilustración a la que antes hacía mención; a un nivel instintivo, me parecía que los autores debían ser un elemento aparte, que el título y la cara de Lemmy era una sola cosa y que cualquier otra información adicional debía quedar en segundo plano. Decir, por último, que la elección de las texturas por parte de Ian tampoco es caprichosa: buscaba «raspar» la tipografía de tal manera que pareciera castigada por el paso de los años; algo cascada, pero todavía imponente. Como el propio Lemmy.
Desde hace algunos días está a la venta el título más reciente de nuestra colección Es Pop Ensayo: Lemmy: la autobiografía, de Ian Kilmister y Janiss Garza. Como de costumbre, hemos preparado algunos materiales para acompañar el lanzamiento. Además del habitual adelanto descargable en PDF y de la banda sonora disponible en Spotify, se me ha ocurrido aprovechar esa mina para el archivero que es a veces YouTube para realizar una recopilación de vídeos con los que ilustrar varios de los momentos descritos por Lemmy en el libro. Todos los comentarios incluidos en esta entrada son del propio Lemmy y están extractados tal cual de su autobiografía. Recuerda que si quieres comprar el libro, puedes hacerlo aquí.
The Rocking Vicars
La primera vez que vi a Reverend Black and the Rocking Vicars fue en el club Oasis de Manchester. Me quedé prendado de inmediato. El batería tenía un doble bombo (fue la primera vez que veía algo parecido) y se sentaba en la parte delantera del escenario. Iban todos vestidos con el traje nacional finlandés: botas de piel de reno, pantalones blancos con cordones en vez de cremallera en la bragueta, guardapolvos lapones y alzacuellos. Aquello me impresionó sobremanera. Estuve tocando con ellos unos dos años, de 1965 a 1967. Los Rocking Vicars grabaron tres sencillos mientras yo estuve en el grupo, dos para CBS y uno para la filial de Decca en Finlandia. Conseguimos alcanzar el puesto 46 en
las listas con una versión de «Dandy», de los Kinks.
Sam Gopal
En 1968 acabé de cantante para Sam Gopal. Sam era medio birmano, medio nepalés o algo así… a estas alturas se me ha olvidado. Pero tocaba la tabla, un instrumento que no se puede amplificar; son demasiado resonantes, o al menos lo eran para los equipos de la época. Prácticamente compuse casi todas las canciones que acabaron en nuestro único álbum. Aunque le atribuí un par de temas al grupo, lo cierto es que los escribí todos de una sentada una noche que me pasé en vela. Fue cuando acababa de descubrir una droga maravillosa llamada Metedrina. Las únicas del álbum que no son mías fueron “Angry Faces”, compuesta por Leo Davidson, y una canción de Donovan, “Season of the Witch”, de la que nos quedó una versión bastante maja, la verdad.
Hawkwind
Teníamos un espectáculo de la hostia. No éramos uno de aquellos conjuntos hippies-chupis-paz-y-amor; ¡éramos una negra pesadilla! Aunque utilizábamos cantidad de focos de luces intensas y coloridas, el grupo quedaba sobre todo entre sombras. También llevábamos un elaborado espectáculo visual: dieciocho pantallas en las que pasábamos imágenes bélicas y políticas, planos de cosas como aceite hirviendo, extraños lemas, segmentos de animación… La música sonaba atronadoramente mientras los bailarines se contorsionaban por todo el escenario y Dikmik influía en el público con el generador de audio. Era una experiencia considerable, sobre todo teniendo en cuenta que, para empezar, la mayoría de nuestros fans iban puestos de LSD.
Top of the Pops
El 24 de octubre filmamos nuestra primera aparición en Top of the Pops. Francamente, era un programa horrible. Sólo llevaban a grupos que o bien estaban en el Top 30, como Slade y las Nolan Sisters, o bien se pensaba que iban a estarlo en breve. No tenía nada que ver con la calidad ni con el talento; era un simple reflejo de las listas de ventas.
Top of the Pops
En Bronze teníamos un amigo, Roger Bolton, que había trabajado en la BBC y todavía conservaba cierta influencia. ¡Roger acabó colándonos en el programa unas cinco veces antes de que tuviéramos un verdadero éxito! De hecho, el empeño de Roger fue determinante a la hora de ayudarnos a subir en las listas, motivo por el cual nunca le faltará una copa siempre que nos veamos.
TisWas
En noviembre participamos en TisWas, un programa infantil que echaban en ITV los sábados por la mañana y que todas las semanas contaba con la presencia de un grupo de rock. Era muy divertido, puro slapstick. Participamos un par de veces. Una de ellas estuvimos con Girlschool y nos organizaron un juego de pasteles musicales. La música se interrumpió cuando era yo quien tenía el pastel entre manos y tuve que plantárselo en la cara a Denise, la batería de Girlschool.
Please Don’t Touch
Aquel sencillo acabó siendo el mayor éxito que tuvimos tanto Motörhead como Girlschool en las listas británicas. Llegó hasta el nº 5 y nos sacaron en Top of the Pops, acreditados como “Headgirl”. Aunque Denise tocó la batería, Philthy también participó en el programa bailando a nuestro alrededor y añadiendo un par de coros.
Rockstage
Una semana antes de aparecer en Top of the Pops, también nos grabaron en vivo, tanto a Motörhead como a Girlschool, para un programa de televisión de Nottingham llamado Rockstage. Al final de “Motörhead”, me subí de un salto sobre el Bombardero de luces para apuntar al público con mi bajo como si fuera una metralleta… lo típico que haría cualquiera. El tipo encargado de manejar las luces volvió a levantar el Bombardero y me dejó allí medio colgado durante lo que se me antojaron varios putos años, aunque en realidad sólo fueron un par de minutos. Tenía el bajo conectado con uno de esos cables enroscados y quedó tan tirante que amenazaba con arrojarme del puto avión.
The Young Ones
Debo reconocer que Phil se portó como un caballero [cuando abandonó Motörhead]. El grupo se había comprometido a intervenir en un episodio de la serie The Young Ones poco después de su marcha y Phil regresó para no dejarnos colgados. Al contrario que otros antiguos miembros de Motörhead, dejó el grupo decentemente.
Twisted Sister
Pasamos buenos momentos con Twisted Sister. [En 1982] participaron en The Tube, un programa de televisión que se grababa en Newcastle, y allá que nos fuimos para tocar con ellos “It’s Only Rock ’n’ Roll” como broche final de la emisión. Aparecí corriendo por un lado del escenario y, mientras me colocaba el bajo, Brian apareció de repente por el otro extremo y… ¡PATAPAM! Se dio una buena costalada. Fue un descojone. Siempre podías contar con Brian para que aportase algo de diversión involuntaria.
Killed by Death
Fuimos a Arizona para grabar el vídeo de “Killed by Death”. MTV lo prohibió por un motivo francamente estúpido. En el vídeo salgo montado en moto con una chavala y se me ve poniéndole una mano en la pierna y subiéndola hasta que desaparece de la vista. En ningún momento se me ve agarrarla del vello púbico, pero en cualquier caso a la cadena no le gustó. Menuda gilipollez: esto sucedió cuando emitían a todas horas el vídeo de “Thriller”, de Michael Jackson, en el que la peña salía de sus tumbas echando mierda por las narices, ¡pero con eso no tuvieron ningún problema!
Saturday Starship
Antes de emprender una gira para promocionar No Remorse, participamos en Saturday Starship (un programa infantil que se emitía los sábados por la mañana en la cadena ITV; el sucesor de TisWas). Al parecer, ciertas personas se quejaron de que estuviéramos ensayando a primera hora de la mañana en el aparcamiento de los estudios del canal. No sé de dónde vino el problema: las ocho y media era la hora a la que nos habían convocado para ensayar y fueron ellos quienes nos pusieron el escenario en el aparcamiento.
Relax
Volé a Alemania para actuar en un programa de televisión con Kirsty MacColl. Frankie Goes to Hollywood participaron en el mismo programa y también salí al escenario con ellos. Por algún motivo quedaron muy satisfechos y, más adelante, cuando tuvieron que dar un concierto en el Hammersmith Odeon, me pidieron que saliera a tocar “Relax” con ellos.
El 10º Aniversario
A finales de junio [de 1985] se acercaba el décimo aniversario de Motörhead, por lo que dimos un par de conciertos en el Hammersmith para celebrarlo. Fueron bolos divertidos. La primera noche, todos los antiguos miembros de Motörhead salieron al escenario; fue un momento asombroso. Wendy O. Williams y Girlschool también participaron. Hasta Phil Lynott se subió al escenario, simplemente porque fue incapaz de resistirse, a pesar de que estábamos tocando “Motörhead” y él no tenía ni idea de cómo iba (Eddie Clarke se puso a gritarle: «¡En mi mayor!». ¡Él tampoco se acordaba!).
Boys Don’t Cry
Durante las breves pausas entre gira y gira, me presté a toda clase de apariciones especiales. Interpreté a un forajido (una elección de casting demasiado evidente, ¿no te parece?) en el vídeo para el tema “I Wanna Be a Cowboy”, del grupo Boys Don’t Cry.
Eat the Rich
En 1987, me dieron un papel en la película Eat the Rich y Motörhead se encargó de la banda sonora (compuesta principalmente por canciones de Orgasmatron más el tema homónimo). El director acabó metiendo a Motörhead al completo en la película: sustituimos al grupo que sale en la secuencia del salón de baile. La idea se le ocurrió en pleno rodaje. Si te fijas con atención, te darás cuenta de que el grupo va cambiando a medida que va transcurriendo la secuencia.
Black Leather Jacket
[En 1989] intervine en un programa de televisión horrible llamado Club X. En cualquier caso, el segmento que grabamos estaba de puta madre. Iba sobre chupas de cuero negras y compuse a propósito una canción titulada, misteriosamente, “Black Leather Jacket”. Improvisamos una rápida grabación para poder utilizarla de playback en el programa. Aunque en la cinta yo tocaba el bajo, delante de las cámaras me puse al piano. Phil Campbell salía tocando la guitarra; Philthy, la batería; y Fast Eddie, mi bajo, el cual fue robado la noche de la filmación. Nunca llegué a averiguar quién se lo llevó, aunque tuvimos varios sospechosos.
Hardware
Aquel año también interpreté a un conductor de taxi de río en una película titulada Hardware, programado para matar. Aquella sí que fue una experiencia tediosa. El director se creía una especie de artista gótico y fue un puto coñazo. Nos pasamos el día esperando y cometieron el terrible error de darme el whisky demasiado temprano.
David Letterman
En mayo [de 1991], antes de viajar al Japón, intervinimos en el David Letterman Show. En realidad sólo estuvimos yo y Phil Campbell; Wurzel no quiso participar y no recuerdo dónde se había metido Phil Taylor. De todos modos, en el programa sólo querían a dos, para que tocáramos con la banda del estudio. Sin embargo, no interpretamos una canción del nuevo álbum, sino el “Let It Rock” de Chuck Berry. Y tampoco llegamos a conocer a David Letterman. De hecho, se equivocó a la hora de decir el título del disco. ¡Lo llamó Motörhead!
Ain’t No Nice Guy
Como la discográfica no nos brindó ninguna ayuda para sonar en la radio (¡por decirlo suavemente!), no te extrañará saber que también nos cortaron las alas en MTV. Allí estábamos con una canción que se había encaramado al nº 10 en las emisoras de rock y lo único que necesitábamos eran unos quince de los grandes para grabar un vídeo, pero se negaron a dárnoslos. De modo que juntamos 8.000 dólares de nuestro propio bolsillo y lo grabamos por nuestra cuenta. Ozzy y Slash, majos como ellos solos, también se vinieron al rodaje. Aunque el vídeo se nota un poco atropellado, no quedó del todo mal. ¡Pero MTV estuvo una temporada sin emitirlo porque en Sony tardaron tres semanas en firmar la autorización!
The Tonight Show
En 1992 salimos en The Tonight Show y fuimos el primer grupo de heavy rock que intervenía en el programa en toda su historia. Me agradó mucho intervenir en The Tonight Show. Jay Leno se portó como un caballero, mucho más simpático que David Letterman, al cual ni siquiera llegamos a conocer cuando salimos en su programa.
Hellraiser III
Colamos un par de canciones en la banda sonora de Hellraiser III: Infierno en la Tierra, de Clive Barker. También registramos “Born to Raise Hell”, en la que compartí la parte vocal con Ice T y Whitfield Crane, el cantante de Ugly Kid Joe. Este último tema fue una ocurrencia tardía: sonaba sobre los créditos del final, pero no apareció en el álbum de la banda sonora.
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Cultura Impopular está escrito por Óscar Palmer. Puedes contactar con él por correo electrónico.
Sólo debemos leer libros de los que nos muerden y pinchan. Si el libro que leemos no nos despierta de un puñetazo en la cara, ¿para qué leerlo? Franz Kafka