Lo que veis aquí arriba es el fragmento de una carta enviada por el casero de Chuck Klosterman que aparece reproducida en las páginas finales de Fargo Rock City. Para darle un poco más de gracia al asunto, en vez de limitarnos a traducir sin más el texto de la carta inglesa, creamos este facsímile en castellano con sus borrones de tippex y sus manchas de café y después la escaneamos para incluirla en el libro. Si quieres recibir en tu casa ya no una carta parecida, sino exactamente esta misma… ¡ahora puedes! Para celebrar que estamos a punto de alcanzar los 1.000 usuarios en twitter, hemos decidido sortear un ejemplar de Fargo Rock City que enviaremos recién salido de la imprenta y todavía calentito (como mínimo una semana antes de que llegue a las tiendas) acompañado del original de la misiva en cuestión como recuerdo exclusivo (bueno, Klosterman tiene una igual, pero nadie más). Reconozco que como regalo no pasará a los anales de la historia, pero… ¡esperad a que lleguemos a los 2.000!
Para participar, lo único que tenéis que hacer es escribir un tuit en el que mencionéis Fargo Rock City o a Chuck Klosterman de cualquier modo o manera. Tanto da que sea algo del estilo de «Qué ganas de leer Fargo Rock City» como del de «Qué pesaos que están los de @EsPopEdiciones con el puto Chuck Klosterman». Evidentemente todo esto no es sino un burdo ardid para crear un poco de expectación por el libro, pero no por ello os pedimos que vayáis a decir nada que no penséis de verdad (por la misma regla de tres, si ya conocéis la obra y os parece magnífica, tampoco os vayáis a cortar de gritarlo a los cuatro vientos, claro). En cualquier caso, importante: acordaos de incluir un @EsPopEdiciones en el tuit o al final del mismo para que podamos contabilizarlos todos debidamente e ir asignándoles número en riguroso orden de llegada. El lunes 31 de octubre, haremos un sorteo entre todos los tuits recibidos y enviaremos el libro al ganador (y si eres de los que ya has hecho o van a hacer la precompra del libro en nuestra tienda, no te preocupes: participa igualmente y ya nos aseguraremos de que ambas cosas no se solapen). ¡Mucha suerte y gracias por la difusión!
Anteayer apareció en El País un artículo de Diego Manrique titulado Por qué fascinan las vidas de los canallas, en el que daba un repaso al género de las autobiografías de roqueros y en el que intervengo con un par de declaraciones. La minientrevista que me hizo Diego para preparar su artículo me hizo volver a reflexionar en voz alta (algo que nunca está de más) sobre algunos aspectos del tipo de libros que editamos en Es Pop, y por eso la recupero aquí hoy en su totalidad (prometo no volver a colgar otra entrevista conmigo mismo en muuucho tiempo, que esto ya parece un egotrip continuo).
Charles Mingus, un jazzman con autobiografía intensa (Menos que un perro, editada hace algunos años por Mondadori).
Se me ocurre que somos mirones de los excesos y de lo ocurrido con las estrellas sacamos (A) lecciones morales o (B) placeres vicarios. ¿Cuál es tu interpretación? ¿Deseamos que los rockeros tengan existencias más al límite que, no sé, los jazzmen o los actores o los banqueros?
Supongo que es la típica atracción que ha generado siempre la figura del forajido, pero adaptada a la cultura del gran espectáculo, ¿no? Por una parte tiene ese elemento de vivir vicariamente una existencia completamente desmadrada al margen de horarios laborales, novias formales y vagones de metro atiborrados. Desde ese punto de vista podrían considerarse puro escapismo, como Conan con guitarras. Por otra, creo que ese regodearse en el lado oscuro del rock tiene también cierto valor reconfortante para gran parte de los lectores: sabemos que nunca vamos a acceder a ese mundo y envidiamos a quien lo logra, pero… oye, si resulta que el precio a pagar son adicciones, muertes, puñaladas traperas, ataques de locura y escarnio universal, a lo mejor con verlo de lejos ya nos basta. A mí personalmente lo que me fascina, y el motivo de que edite este tipo de libros, es que se trata de historias de individuos dispuestos a vivir la vida a su manera, a través de su arte, al margen de las convenciones y las consecuencias. En ese sentido, veo muchos puntos de contacto entre, por ejemplo, las autobiografías de Charles Mingus y Mötley Crüe, y a su vez entre estas y la biografía de Philip K. Dick escrita por Emmanuel Carrère o la que editamos nosotros de Charles Schulz, por poner dos ejemplos totalmente ajenos a la música.
¿Echas algo de menos en esos libros? Quiero decir: ¿te los crees o piensas que son productos hechos mediante un patrón? El Modelo Neil Strauss, para entendernos.
Hay muchos que indudablemente sí, siguen un patrón, y no pasan de ser eso: productos realizados con un mínimo de profesionalidad, pero escaso interés literario al margen de lo mucho o lo poco que te interese el personaje. Precisamente uno de los aspectos más fatigosos de la edición es tener que leer incontables manuscritos clónicos en busca de aquel que realmente digas: «Oh, por fin algo distinto, personal, genuino; este sí que merece la pena». Nada que, por otra parte, no suceda en otros géneros, todos tienen sus fórmulas: el negro, la ciencia ficción, la novela romántica e incluso la mal llamada «novela literaria», que aunque pretenda estar por encima de los géneros ha acabado siendo un género en sí misma, precisamente a base de repetir esquemas y modelos narrativos. En cualquier caso siempre hay gente capaz de jugar con los clichés y romper patrones, y ese es el tipo de libros que nos interesa a nosotros. Yo creo que el propio Neil Strauss rompió muchos esquemas con Los trapos sucios, combinando la biografía tradicional con la historia oral a lo Legs McNeil, lo cual le aporta al libro una vitalidad, un empuje y una técnica literaria de las que carecen la gran mayoría de biografías, ya no sólo de roqueros sino de cualquier tipo.
Philip K. Dick no era roquero, pero gustosamente hubiéramos editado su biografía (si no lo hubiera hecho ya Martínez Roca. Y es estupenda, por cierto).
En EEUU parece haber un boom de este tipo de libros. En España ¿se venden mejor que otros tomos de música? ¿Tienes cifras?
No dispongo de otras cifras al margen de las de Es Pop, así que sólo puedo decir que, en lo que a nosotros respecta, es lo que mejor estamos vendiendo: más que los libros de cine, más que la narrativa. En cualquier caso, no creo que se trate tanto de un éxito generalizado de la biografía roquera como de un puñado de libros en concreto que están funcionando bastante bien y casualmente han coincidido en el tiempo. Si te pasas por una gran superficie tipo Fnac verás que en realidad son pocos los títulos que llegan a gozar de una exposición continuada en la mesa de novedades (la biografía de Elvis de Peter Guralnick, el Vida de Keith Richards, el Cosas que los nietos deberían saber de Mark Oliver Everett, Los trapos sucios, etc.) mientras que la gran mayoría siguen pasando bastante desapercibidos.
Creo que fuisteis pioneros en estos libros. ¿Vais a sacar más?
Más que nada creo que fuimos pioneros en editarlos de una manera muy determinada, en un formato y con una serie de características (tapa dura, sobrecubiertas, lomo de tela) muy poco vistas en nuestro país para libros de este tipo. La idea que queríamos transmitir era: sí, es la biografía de un grupo metalero de los ochenta, pero no por eso deja de ser un señor libro, que merece la pena ser leído y merece la pena ser editado de la mejor manera posible, porque no es, retomando la pregunta anterior, un mero producto; va más allá. Y sí, sí que tenemos pensado sacar más biografías de este tipo. No muchísimas más, porque como te decía antes, tampoco abundan los títulos que realmente mantengan el nivel, pero al menos un par más sí que caerán.
¿Has leido alguna autobiografía similar en España? Ya no digo de pop o rock…estaba pensando en la de Sabina de Menéndez Flores, pero no tiene el elemento auto-.
La única que he leído yo que esté a ese mismo nivel (lo cual, por supuesto, no quiere decir que sea la única) es Corre, rocker, de Sabino Méndez. Aún estoy por leer Barcelona ciudad de Loquillo, aunque por lo que he ojeado me da la impresión de que es algo menos cruda. Otro título que me viene a la cabeza es Escupidos de la boca de dios, el libro sobre La banda trapera del río que hizo Jaime Gonzalo, pero claro, no es autobiografía, ni siquiera sé si lo podemos considerar biografía estrictamente hablando, pero temáticamente creo que es otro que sí se acerca mucho a esto que estamos hablando.
El mítico playback de Siniestro Total en «Caja de Ritmos». ¿Quién no querría leer una buena biografía de estos elementos?
De artistas españoles ¿de quién te gustaría leer una autobiografía a calzón quitado?
Me encantaría leer una biografía estilo Los trapos sucios de Siniestro Total, en la que participaran todos los componentes, aportando cada uno su historia. Sería como Rashomon con gallegos.
Ahora que lo pienso, ¿sería posible? En el fondo somos muy pudorosos… aquí no se saca rendimiento al arrepentimiento público.
No sé si es cuestión de pundonor o de que nos movemos en una industria tan pequeña que, por no ofender a individuos con los que lo mismo vas a tener que vértelas antes o después, quieras o no, uno acaba mordiéndose la lengua a no ser que se haya salido ya del mundillo, como era el caso de Sabino cuando publicó Corre, rocker. O también puede ser que todavía tengamos machacada en el cerebro la idea de que la confesión ha de ser privada. A veces me da la impresión de que todo esto de las confesiones públicas surge de una tradición más protestante, más anglosajona: los grupos de ayuda, los arrepentimientos públicos y televisados de políticos y actores, las autobiografías exhibicionistas… todo viene un poco del mismo sitio, ¿no?
Hace unos días Frank G. Rubio me entrevistó para el diario online El Pulso. Debido a cuestiones de espacio, hubo que aligerar un poco las respuestas para su publicación, pero Frank me ha cedido generosamente la entrevista íntegra para reproducirla también aquí (únicamente he suprimido una respuesta puramente coyuntural acerca de la Feria del Libro). Si ya habéis leído otras entrevistas conmigo, podéis saltaros perfectamente la primera pregunta, porque la respuesta es la misma de siempre (un día de estos tendré que inventarme un nuevo origen y hacerle un reboot a la franquicia), pero más abajo hablo por primera vez de las novedades que estamos preparando para después de verano y eso creo que sí puede tener cierto interés. ¡Gracias, Frank!
La opinión de la crítica: ¡Así no, Robert!
¿Cómo, cuándo y por qué empezó todo?
Después de más de una década traduciendo para otras editoriales y estudios de doblaje, decidí que quería probar suerte con títulos cien por cien afines a mis intereses como lector. Debo decir que como traductor siempre me he sentido bastante privilegiado. He realizado trabajos alimenticios, como todo el mundo, pero por regla general he tenido la fortuna de trabajar con editores que me han dado bastante cancha a la hora de elegir y he podido ir haciéndome un «catálogo» que creo refleja bastante bien mis gustos. Imagino que convertirme en editor era el paso lógico para personalizar aún más esa labor como traductor y para poder intervenir en otras partes del proceso que siempre me han resultado fascinantes, como por ejemplo el diseño. Al margen de todo eso, me parecía que había un hueco bastante claro en el mercado del ensayo y la biografía centrados en la cultura popular, dos géneros que o bien no se estaban editando lo suficiente o bien de manera muy dispersa. Se dio la casualidad de que los dos primeros títulos por los que pregunté en las agencias, dos libros que yo consideraba de referencia, estaban incomprensiblemente disponibles. Eran Los trapos sucios de Mötley Crüe y El otro Hollywood de Legs McNeil y Jennifer Osborne. Me pareció una oportunidad tan clara que no me quedó más remedio que lanzarme con ellos y así empezó todo.
Es Pop tiene una gama muy interesante de novela policíaca contemporánea, háblame de sus características.
Son novelas de género que se declaran y se manifiestan orgullosas de serlo. En un momento como el actual, en el que continuamente se publican verdaderas basuras disfrazadas de «bestseller de calidad», que incluso pretenden llegar envueltas de cierta coartada literaria con la que engañar a los acomplejados, nos parecía necesario dar a conocer a autores que no sólo no tienen ningún afán de «trascender el género» sino que lo abrazan y lo cultivan con entusiasmo. Que saben perfectamente que autores como Chandler, Cain, Stark o Highsmith son grandísimos estilistas, grandísimos escritores, y que una visión compleja del mundo, la ética y la moral no tiene por qué estar reñida con el entretenimiento. Hay quien dice que son novelas NEOPULP, lo cual me parece estupendo, ya que ciertamente enlazan con esa tradición de la gran novela popular de los cuarenta y los cincuenta, una idea que también hemos intentado reforzar visualmente. La colección está coeditada a medias entre Es Pop Ediciones y Valdemar, algo que además de resultarme un placer, porque son buenos amigos míos que encima han jugado un papel importante en el hecho de que acabara dedicándome a esto, me parece completamente coherente. No me cabe duda de que si Valdemar fuera una editorial del siglo XXII, recuperarían a autores como Neil Cross, Megan Abbott o Christa Faust como los clásicos que merecerían ser dentro de cien años, igual que ahora recuperan a Stoker, Lovecraft y Conan Doyle, entre muchos otros.
¿Cómo ves el panorama editorial en el contexto de la crisis?
Hombre, lo veo tan mal como cualquier otro panorama. Con cinco millones de parados en el país y sin que esto tenga pinta de haber tocado fondo aún… qué te voy a decir. Llorar porque se venden menos libros, que es verdad, que se están vendiendo menos, sería casi obsceno. Pero para mí el problema fundamental es que ni siquiera cuando la economía estaba sana podía uno decir que el panorama fuese muy halagüeño. Tenemos uno de los países en los que menos se lee de Europa y las tiradas no hacen más que acortarse. Los lectores se quejan de que los libros son caros, y tienen toda la razón cuando dicen que en Amazon pueden comprarlos como poco por la mitad, pero es que producir los libros en España, con las tiradas mínimas que nos vemos obligados a hacer, sale muy caro, también para el editor. En ese sentido creo que las pequeñas editoriales, que no suelen depender tanto de los grandes éxitos de la temporada, teníamos ya cierto callo que puede que nos haya preparado algo mejor para este momento que estamos atravesando. Quiero decir, que para nosotros la estrategia para sobrevivir ahora mismo no ha cambiado apenas a la de hace un par de años cuando las cosas iban supuestamente bien: consiste básicamente en cuidar mucho el catálogo, cuidar mucho la presentación y ofrecer a cambio de un producto que muchos consideran sobrepreciado algo que realmente compense el desembolso en todos los aspectos: que la lectura sea satisfactoria, que el libro sea bonito y que te apetezca no sólo disfrutarlo sino conservarlo, sobarlo, verlo en la estantería, regalarlo y quedar bien. Y ser conscientes de que, en el mejor de los casos, nos estamos dirigiendo a unos pocos miles de lectores, no a esos centenares de miles que son los que parecen que están en peligro de perder las grandes editoriales, pero que a nosotros, sencillamente, ya nos parecían inalcanzables desde el primer día.
La opinión de la crítica: ¡Así sí que sí!.
¿Cómo te trata la crítica?
La más especializada, la literaria, directamente no nos trata. Parece que vivimos en mundos paralelos. Bueno, miento, cuando sacamos la biografía de Charles Schulz, el creador de Carlitos y Snoopy, tuvimos una cobertura fantástica, salió en todos los suplementos y la respuesta fue en general muy positiva, cosa que de verdad agradezco. Pero parece que es lo único en lo que hemos coincidido mínimamente hasta ahora. Volvemos a lo que decíamos antes de las coartadas culturales y de los complejos que seguimos arrastrando en este país con todo lo que huela a popular o a entretenimiento. Mientras que en Francia a Megan Abbott, por poner un ejemplo reciente, la reseñan abundantemente y la entrevistan en medios como Le Monde, aquí ni dios mostró el más mínimo interés en hablar con ella cuando salió Reina del crimen. Y mira que ofrecimos la posibilidad. Afortunadamente, con lo que sí hemos contado hasta ahora, y de una manera muy entusiasta además, ha sido con el apoyo de blogueros y de la prensa alternativa. Tiene narices que todos o casi todos nuestros títulos de narrativa hayan salido reseñados, y muy bien reseñados, en revistas como Vice, Ruta 66 o Popular 1 mientras que para los suplementos literarios sencillamente no existimos. De todos modos imagino que la situación mejorará tan pronto como nos dé por publicar a autores checos, sefardíes y galeses (risas). Con todos mis respetos para los autores checos, sefardíes y galeses, ¿eh?
¿Qué preparas para el futuro?
Ahora mismo estamos preparando dos colecciones nuevas para después del verano. La primera, Es Pop Narrativa, que hemos subtitulado de manera un tanto pedantorra «Biblioteca de nuevos clásicos», estará dedicada principalmente a recuperar obras del siglo XX maltratadas en su momento por la crítica, el público y hasta la justicia; títulos tachados en su día de obscenos e insolentes, cuando no de subliteratura, que a pesar de todo han acabado convirtiéndose en clásicos (o si no, deberían serlo). No puedo confirmarte todavía ningún título ya que aún estamos cerrando los primeros. Sí te puedo adelantar, eso sí, los dos primeros de la otra colección que vamos a lanzar, que se llama Pulpo Negro y que viene a ser un poco el reverso tenebroso de lo que estamos editando en Valdemar/Es Pop; es decir, que aquí pasamos de la narrativa un tanto retro o de inspiración clásica a la novela negra más brutal y desesperanzada, muy crítica, muy social, muy de ahora. Si Valdemar/Es Pop es NEOPULP, Pulpo Negro vendría a ser NEONATURALISMO, Zola para el siglo XXI. Y la colección la van a lanzar el norteamericano Peter Blauner con Luna de casino, una novela que destapa los paralelismos entre los métodos de la mafia de Atlantic City y los de las grandes corporaciones que operan en la misma ciudad, y el sudafricano Roger Smith con Demonios de polvo, un retrato demoledor de la Sudáfrica contemporánea que es como El poder del perro pero con zulúes. ¡Imagínate!
Esta semana llega a las tiendas, justo a tiempo para la Feria del libro de Madrid, un librito que he traducido para otra editorial amiga, Rey Lear. Se trata del ensayo de Oscar Wilde The Soul of Man Under Socialism, rebautizado en esta ocasión como La importancia de ser socialista para que haga juego con otros dos títulos del mismo autor (La importancia de no hacer nada y La importancia de discutirlo todo) aparecidos anteriormente en la misma colección. Los tres, por cierto, con portada de Miguel Ángel Martín. Como suele ser habitual en Wilde, al final lo del socialismo no deja de ser otra excusa para hablar largo y tendido sobre las dos cuestiones que realmente le preocupan: el individuo y el arte. Y desde ese punto de vista tiene observaciones muy interesantes, en ocasiones muy socarronas y, por lo general, muy relevantes todavía hoy. Una de mis favoritas es esta que os pego a continuación.
«Al público le desagrada la novedad porque le tiene miedo. Representa para él una forma de Individualismo, una aseveración por parte del artista de que es él mismo quien elige su tema, y lo trata según su antojo. Y al público no le falta razón en su actitud. El Arte es Individualismo, y el Individualismo es una fuerza perturbadora y desintegradora. En ello reside su inmenso valor. Pues lo que busca perturbar es la monotonía del tipo, la esclavitud de la costumbre, la tiranía del hábito y la reducción del hombre al nivel de una máquina. En el Arte, el público acepta lo que ya ha sido porque no puede alterarlo, no porque lo aprecie. Engulle los clásicos de una sentada y nunca los saborea. Los tolera como inevitables y, al no poder mutilarlos, opina vacuamente sobre ellos. Curiosamente —o no tan curiosamente, dependiendo del punto de vista de cada uno—, esta aceptación de los clásicos causa un gran prejuicio. […] Lo cierto es que el público hace uso de los clásicos de un país como herramienta para comprobar los progresos del Arte. Degrada a los clásicos a la categoría de autoridades. Los usa como cachiporras para impedir la libre expresión de la Belleza en nuevas formas. Siempre le está preguntando al escritor por qué no escribe como otro, o al pintor por qué no pinta como otro, completamente ignorante del hecho de que si cualquiera de los dos hiciera algo similar dejarían de ser artistas. Los nuevos modos de Belleza le resultan completamente de mal gusto, y cada vez que aparece uno se muestra tan airado y desconcertado que siempre usa dos expresiones estúpidas: una, que la obra de arte es groseramente ininteligible; la otra, que la obra de arte es groseramente inmoral. A mí me parece que lo que quiere decir el público con estas expresiones es lo siguiente. Cuando dice que una obra es groseramente ininteligible, quiere decir que el artista ha dicho o creado algo nuevo; cuando describe una obra como groseramente inmoral, quiere decir que el artista ha dicho o creado algo bello que además es cierto».
«Pequeñas editoriales: nacer en tiempos de crisis» es el título de un artículo escrito por Ángeles Castillo para el número de este mes de la revista Delibros (el 253), en el que compartimos experiencias varios nuevos editores como, entre otros, Rubén Hernández (Errata Naturae), Francisco Javier Jiménez (Fórcola) o Donatella Ianuzzi (Gallo Nero). Es decir, aventureros al frente de sellos independientes lanzados en este último par de años. Dejo aquí la parte del artículo dedicada a Es Pop Ediciones con mi agradecimiento a Ángeles por habernos incluido en tan distinguido grupo.
El «hombre-editorial»
Como carta de presentación, a Es Pop le vale una cita de Nietzsche: «El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas a menudo estarás solo, y a veces, asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo». Detrás, está Óscar Palmer, un veterano traductor que ha ilustrado su biografía en rojo y negro: «Después de más de una década traduciendo para otras editoriales, y tras haberme vinculado en varias ocasiones a proyectos más modestos, tipo revistas y fanzines, decidí que había llegado la hora de empezar a traducir para mí mismo, no sólo para tener una mayor libertad de elección en los títulos sino además para poder sacar los libros con una estética y formatos más afines a mis gustos».
Palmer encontró un camino poco transitado: «Me pareció que había un hueco bastante evidente tanto en el mercado de las biografías como en el de la narrativa de género contemporánea de calidad, que son las dos ramas que tocamos. Y el deseo por dar a conocer a autores como Christa Faust, Neil Cross o Megan Abbott se impuso a la prudencia». La fe le llevó a la acción. De hecho, define a la suya como «edición de guerrilla». O en más palabras: «Es Pop Ediciones es un proyecto bastante atípico en el sentido de que la editorial realmente es una extensión directa en todos los aspectos de la persona que está detrás, ya que no me encargo sólo de escoger y editar los libros, sino que también los traduzco y los diseño personalmente. La del hombre orquesta no es una estrategia viable a largo plazo, pero por ahora la idea es hacer lo máximo con los mínimos recursos».
Y todo esto hay que hacerlo, no conviene perderlo de vista, en plena crisis. «Por ahora lo único que puedo decir es que si acaso nos ha vuelto más precavidos. Títulos a priori más arriesgados que nos hubiera encantado sacar este año han debido quedar en la nevera a la espera de tiempos mejores. También hemos espaciado la frecuencia de los lanzamientos. Este año teníamos pensado doblar los del pasado y al final creo que nos vamos a quedar con más o menos los mismos porque al ritmo al que se han reducido las ventas sencillamente no podríamos amortizarlos todos en un plazo razonable, así que nuestros esfuerzos van destinados a mantener menos libros más tiempo en el mercado, y no al revés, como parece ser la tónica general».
Su estrategia ha desembocado también en una alianza con esa editorial necesaria que es Valdemar —para autores inéditos en España—, de donde surge el sello Valdemar/Es Pop.
El fantasma de la crisis está ahí, amenazante. «En el día a día el pequeño siempre sufre más, aunque sólo sea por la falta de recursos para mantenerse a flote. Tener menos que perder no es necesariamente una ventaja». Sí son ventajas, y con mayúsculas, «la capacidad de reacción, más rápida cuantas menos personas intervengan en el proceso, y la libertad que da el no tener que alimentar una gran maquinaria con nuevos productos todos los meses, lo cual permite seleccionar mejor los títulos y lanzarlos más a tu conveniencia que a la del mercado». Ahora que Es Pop cumple dos años y tiene ocho títulos en el mercado, con una tirada mínima de 2.000 ejemplares (con la flamante excepción de la biografía de Slash, que salió con 3.000), el balance que hace Palmer es «agridulce». En tanto el temporal amaina, recomienda leer Capturado, de Neil Cross, uno de los suyos.
Ya sabéis que ocasionalmente, y sin abusar, me gusta dejar aquí constancia de algunos de los trabajos que voy traduciendo para otras editoriales, ya sean libros o tebeos. Después de todo, la traducción sigue siendo mi primera fuente de ingresos (si alguien pensaba que vivo exclusivamente de la editorial, lamento tener que desengañarle; ¡qué más quisiera yo!). De lo que no suelo hablar casi nunca, sin embargo, es de las traducciones que hago para la televisión. Principalmente porque, francamente, dan un poco de vergüenza ajena. De programas de caza y supervivencia a los realities más cutrongos del universo, la cantidad de basurillas con las que he tenido que vérmelas en los últimos años bastaría para quemarle el cerebro a cualquiera (estoy convencido de que a mí también me ha dejado secuelas). Muy de vez en cuando, sin embargo, me voy encontrando con proyectos que disfruto (como las ocho temporadas de That 70s Show o las tres primeras de Rockefeller Plaza). Y hoy precisamente quería hablaros de uno de ellos: Mary Shelley’s Frankenhole, una serie de animación para adultos producida por Adult Swim que acaba de empezar a emitirse en España a través de TNT.
Frankenhole es una creación de Dino Stamatopoulos, que también trabajó en The Drinky Crow Show, dando vida a los personajes del descacharrante Maakies, de Tony Millionaire. En esta ocasión, Stamatopoulos ha puesto su talento y su mala baba al servicio de los personajes clásicos de las películas de monstruos de la Universal, recuperando no sólo arquetipos como el Barón de Frankenstein, Igor, la criatura, el hombre lobo y Drácula, sino también toda una estética e incluso rasgos de actores en concreto (el profesor Polidori, secuaz de Frankenstein en estas aventuras, por ejemplo, tiene el rostro, los manierismos y hasta el acento de Ernest Thesiger, el actor que interpretaba al doctor Pretorius en La novia de Frankenstein de Whale). Partiendo de una premisa argumental totalmente comodín (Frankenstein ha creado una serie de «frankenagujeros» espaciotemporales que permiten que cualquiera pueda acudir a consultarle desde cualquier momento y lugar), Frankenhole se permite jugar con los géneros y con todo tipo de situaciones derivadas del «paciente estrella» de cada episodio. En el que emite TNT esta noche, por ejemplo, la incapacidad de Thomas Jefferson para satisfacer sexualmente a sus esclavas le lleva hasta Frankenstein para solicitar un transplante de pene «cuanto más africano mejor», lo cual desemboca en varios viajes temporales en busca del negro perfecto hasta culminar en un divertido número musical encabezado por Ike Turner y Chuck Berry. Otros episodios destacados tienen como protagonistas a Hitler (que quiere que le hagan una operación para dejar de odiar a los judíos), a Ron Howard (que quiere volver a ser joven y bello como cuando era niño prodigio para poder masturbarse a gusto delante del espejo) y a Lyndon B. Johnson (que quiere que transplanten su cerebro al cuerpo del recién difunto JFK para poder trajinarse a todos sus ligues). Imagino que vais viendo el patrón: Frankenhole es una serie de humor brutote, sobrado y 100% irrespetuoso que se pasa la corrección política completamente por el forro, provocando no sólo la carcajada sino también, en ocasiones, incredulidad. Su mayor mérito, sin embargo, es que sabe ir más allá de la barrabasada para alcanzar cotas de auténtica brillantez formal, como por ejemplo el episodio 5, «El ataque del Hombre Lawrence» (probablemente mi favorito), una estupenda e ingeniosa historia de hombres lobo/viajes en el tiempo escrita por Scott Adsit.
Pero al margen de sus aciertos como serie de humor, Frankenhole brilla también como serie de animación gracias a una maravillosa técnica de stop-motion que da vida a un material tan poco habitual en el gremio como el papel. Una idea surgida de la necesidad, pero que otorga una personalidad muy propia y unas texturas muy poco habituales a los personajes, tal y como explica el propio Stamatopoulos en esta entrevista: «Al tener que reproducir los rasgos de tanta gente conocida, decidimos prácticamente desde el principio que no podíamos permitirnos esculpir tal cantidad de cabezas, de modo que fui al tipo que hace las marionetas y le dije: «Un buen recurso sería coger fotografías de gente famosa y envolver con ellas las marionetas». Darles una cualidad un poco a lo South Park, sólo que más tridimensional. Fue él quien desarrolló estos extraños y hermosos origami con los que envolver a los personajes, y el resultado es realmente asombroso». Esta novedosa técnica, combinada con los cuidados diseños tanto de los personajes como de los decorados, son los que hacen de Frankenhole un apetitoso bocado para todos los fans de la animación. Y como muestra, un botón: los primeros cinco minutos del episodio 4. Aunque están en inglés, no os perdáis al menos los créditos a partir del minuto 1:40.
Si os ha gustado, ya sabéis: esta noche en TNT, a las 00:50 horas, más (también podéis consultar los horarios de los próximos episodios aquí). Yo sólo puedo decir que ojalá funcione bien y que haya más temporadas, porque realmente ha sido una de esas raras ocasiones en las que me lo he pasado pipa trabajando para la tele. Y por si algún productor está leyendo esto, añadir que sólo otra cosa podría hacerme más feliz: ¡que alguien me llamara para traducir Misfits!
El próximo veinte de octubre se pondrá por fin a la venta la edición en español de Slash, la autobiografía del melenudo guitarrista de Guns N’ Roses y Velvet Revolver (y de Snakepit, ojo, que a mí It’s Five O’Clock Somewhere siempre me ha parecido un disco nada desdeñable). Como siempre, trabajar con una docena de distribuidoras hace que sea difícil llegar a todos los punto de venta al mismo tiempo, pero ese es al menos el día oficial en el que debería de estar en las tiendas. En cualquier caso, esta vez hemos preparado una página de preorder, para que quien quiera pueda ir reservando su ejemplar o ejemplares directamente con nosotros. Los que hayáis comprado anteriormente en nuestra tienda, ya sabéis cómo funciona el tema. Para los que no, decir sólo que los libros se envían por mensajero, que no cobramos gastos de envío y que, como es lógico, se paga en el momento de la entrega, no al hacer el pedido. Si queréis probar, esta es una buena oportunidad. Por lo demás, disculpas una vez más por el retraso acumulado por el libro a todos aquellos que lo lleváis esperando desde hace meses. Gracias por vuestro apoyo, por el continuo interés que habéis mostrado hasta ahora y por vuestra paciencia. Mientras tanto, aquí os dejo la ficha del libro y el consabido enlace al adelanto en PDF por si queréis ir picoteando un poco. Que lo disfrutéis.
SLASH: LA AUTOBIOGRAFÍA
Nació en Inglaterra, pero creció en Los Ángeles, en el vibrante hervidero de música y cultura que fueron los primeros años setenta. Su adolescencia la pasó en las calles, descubriendo la bebida, las drogas, la música rock y las mujeres, a la vez que adquiría un notable prestigio como corredor de bicicross. Pero todo su mundo cambió el día que sostuvo por primera vez la baqueteada guitarra con una sola cuerda que encontró escondida en el armario de su abuela. Ahora, tras haber vendido más de 100 millones de discos con Guns N’ Roses y tras haberse ganado a pulso la fama de ser uno de los mejores guitarristas del mundo, Slash ha decidido contar, por primera vez, la historia del grupo desde dentro: su formación, los años de penurias, la creación de las canciones que definieron una era, la locura del éxito y, en última instancia, el tortuoso y desquiciado camino hacia la autodestrucción que terminó acabando con ellos. Pero esta no es sólo la historia de Guns N’ Roses, sino también una crónica personal llena de triunfos y tragedias; la de una vida marcada por el empeño de huir de sus demonios, ahogándolos en vodka, heroína, cocaína, actrices porno y lo que fuese que le saliera al paso. Slash ha sobrevivido a todo ello: adicciones, demandas, revueltas callejeras, sobredosis, decadencia y destrucción, hasta encontrar una salida en la evolución de su música, desde Snakepit hasta Velvet Revolver. Slash es todo lo que puede esperarse del hombre, el mito, la leyenda: divertido, sincero, fresco y abracadabrante… en una palabra: excesivo.
«La autobiografía más demencial que leerás en tu vida».
The Observer
«Maravillosamente sincera».
Entertainment Weekly
«Entretenida y educativa. Un curso acelerado para todos aquellos que aspiran al estrellato del rock».
Spin Magazine
Características: 16,5 x 24 cm. Tapa dura. Sobrecubierta.
464 pags BN + 16 pags a color. Ilustrado.
ISBN: 978-84-936864-3-7
PVP: 26 €
Este mes, Cultura Impopular va a estar dedicado, entre otras cosas, a la inminente salida de Slash, la autobiografía del melenudo guitarrista de Guns N’ Roses y Velvet Revolver. En los próximos días os iremos presentando cosas como la portada y vídeos relacionados con el libro, más los consabidos adelantos. Pero hoy, para empezar, una pequeña curiosidad. Lo que podéis ver arriba en la foto son varias páginas de de la traducción que demuestran que, aunque pudiera parecer que el catálogo de la colección Es Pop Ensayo es más bien de su padre y de su madre, en el fondo todo está mucho más relacionado de lo que parece. Si ampliáis la imagen, veréis que en Slash se hacen referencia a acontecimientos y personajes tanto de Los trapos sucios como de El otro Hollywood e incluso a Carlitos y Snoopy. Así que ya lo sabéis, después del Universo Marvel y del Whedonverso, aquí llega el Universo Es Pop. Y bueno, como esto no deja de ser una chorrada, aquí os dejo también un enlace a un miniadelanto del libro que acabo de colgar en tumblr para celebrar nuestros primeros 1.000 posts, en el que podréis ver en exclusiva el culazo que se gasta Slash. Muy pronto, más.
La semana pasada se inauguró en el centro de creación contemporánea Matadero Madrid la muestra Cartográfica: Madrid Diseña, una exposición impulsada, en palabras de la organización, «con la doble idea de visualizar la gráfica que se hace en, desde o para Madrid y para hacer un inventario gráfico de los profesionales que trabajan o viven en Madrid». Lo bonito y lo original de la muestra es que, gracias a ese afán inventariador, uno puede ver el trabajo de diseñadores absolutamente consagrados junto al de completos desconocidos y admirar el resultado de grandes campañas para firmas como Mahou, Camper, El País, el Museo del Prado o Alfa Romeo junto a diseños para pequeñas editoriales, librerías, fanzines y proyectos personales. Vamos, que sí tiene uno la sensación de estar viendo un auténtico panorama, completo, complejo y variado del diseño que se está haciendo actualmente en Madrid.
Varios trabajos de, entre otros, Javier Olivares.
Vaya por delante que yo no me considero ni mucho menos diseñador. Me apasiona el tema y trasteo lo que puedo, más que nada por necesidad y para poder sacar adelante mi proyecto editorial, pero de verdad que no es falsa modestia cuando digo que me siento bastante intruso en una muestra como esta, ya no sólo al lado de gigantes a los que admiro como Pep Carrió, Óscar Mariné, Fernando Rapa Carballo o Isidro Ferrer, sino también al lado de todos los demás participantes, la gran mayoría desconocidos para mí pero en muchísimos casos sobrados de auténtico talento.
Es Pop en Cartográfica.
En cualquier caso, una vez recibida la invitación a participar en el proyecto, no podía dejar pasar la ocasión de promocionar los libros de Es Pop en un marco tan apetitoso. Para que os hagáis un idea de la magnitud de la exposición, cada diseñador de los más de 500 que han participado podía enviar hasta cinco ejemplos de su trabajo. Todos ellos pueden verse en Matadero Madrid tal y como podéis comprobar en las fotos que acompañan a este texto. Entre todas estas obras propuestas, un comité de selección escogió una serie de ellas para componer una segunda muestra dentro de la muestra en la que se pueden ver los diseños reproducidos a mucho mayor tamaño y ordenados por temáticas.
La cubierta de Acero, ilustrada por David Sánchez. en buena compañía.
Y sí, ahí entre los libros está la portada de Acero. Me parece evidente que si algo ha debido de llamar la atención del comité de selección tiene que haber sido, por encima de cualquier otro elemento, la potencia gráfica de David Sánchez, el ilustrador de la misma, pero aun así no he podido evitar sentir cierta satisfacción personal, más como editor que como diseñador, al verla ahí expuesta. Pero lo que más marciano me parece de todo esto es la posibilidad de que si, tal y como estaba previsto, esta parte de la muestra viaja a finales de año al pabellón de Madrid en la Expo de Shanghai, pueda llegar a darse el caso de que algún espectador chino vea la portada y piense: «Oye, pues tiene buena pinta este libro». En fin, vaya tonterías que se me ocurren.
Cómo me gustan los carteles de Isidro Ferrer para el Centro Dramático Nacional.
Lo importante, en cualquier caso, es que la exposición podrá seguir viéndose hasta el próximo 5 de septiembre, de martes a viernes de 16:00 a 22:00 horas y los fines de semana de 11.00 a 22:00. Ya sabéis, en Matadero Madrid (Paseo de la Chopera, 14). Y de verdad que merece bastante la pena. Podéis ver más fotos y comentarios en los blogs de otros amigos que también participan en la muestra, como Manuel Bartual y Javier Olivares. También, con un poco de paciencia, podéis ver todos los trabajos presentados en la web de Cartográfica, aunque quizá no sea la manera más cómoda de hacerlo. Por último las portadas de Es Pop están aquí.
La peor parte del proceso de hacer un libro, para mí, es ese plazo de dos o tres semanas entre que envías los archivos definitivos a la imprenta y que recibes por fin el producto terminado. Entre medias, no puedes evitar que te asalten nuevas dudas respecto a decisiones que creías haber dado ya por zanjadas y sobre las que encima no tiene sentido alguno volver a reincidir, puesto que no tienen remedio. Por eso siempre espero con impaciencia el día en el que la imprenta te envía muestras de la portada ya impresa. No es que sirva para eliminar del todo la ansiedad (siempre pueden producirse errores en la impresión de los interiores o en el encuadernado), pero tener algo tangible entre las manos hace que todo parezca más real y definitivo. Sobre todo cuando puedes ponerlo en la estantería y comprobar que, bueno, por lo menos da el pego. Lo cual le deja a uno bastante más tranquilo.
Esta vez, además, la portada venía acompañada de las pruebas para los marcapáginas de este año, con lo cual la alegría fue doble. Así que aquí os dejo también una foto para que veáis los modelos que estaremos regalando durante toda la Feria del Libro de Madrid (en la caseta de Valdemar y otras) y, como siempre, en los pedidos que hagáis por la web. Y sí, también hay uno de Slash. ¡Ya queda menos!
Cultura Impopular es el blog de Es Pop Ediciones, una editorial independiente especializada en temas relacionados con la cultura pop. Nuestra intención es convencerte de que compres los libros que editamos, pero intentaremos que no se note demasiado hablando también de otras cosas. Si quieres saber más sobre Es Pop, visita nuestra página web.
Cultura Impopular está escrito por Óscar Palmer. Puedes contactar con él por correo electrónico.