Cultura Impopular

El blog de Espop Ediciones

martes 1 de mayo de 2018

Ego y superego

Foto de Lupe de la Vallina para Jot Down.

Este año Es Pop Ediciones cumplirá su primera década de existencia. Casualmente o no, en estos últimos meses me han hecho un par de entrevistas bastante extensas que me han ayudado a sintetizar y poner un poco en orden algunas reflexiones que por lo general dan vueltas a lo loco y sin demasiado concretar por mi cabeza. Reconozco que, en lo que a la editorial se refiere, tiendo a funcionar de manera más intuitiva que meditada, y me ha venido muy bien que alguien me obligara a sentarme durante unas horas para verbalizar esos impulsos y dar forma a esas opiniones. También para repasar errores y quizá algún que otro acierto de cara a lo que espero que sean por lo menos unos cuantos años más de actividad. Cuando en mayo de 2008 anuncié en el curro que me despedía para montar una editorial, no podía sospechar siquiera que diez años más tarde fuera a seguir aquí. Sólo tenía en mente editar dos o tres libros que me apetecía mucho traducir y preferí no perder demasiado tiempo en hacer planes de futuro. A decir verdad, no tenía nada claro que fuera a haber uno. Así pues, gracias en primer lugar a todos los que habéis apoyado y contribuido a que este proyecto saliera adelante.
Dejo aquí para el archivo un par de extractos y vínculos a ambas entrevistas y, como bola extra, un segmento del programa Página 2 para el que también me entrevistaron en octubre del año pasado. El rodaje, por cierto, tuvo lugar en el museo de la Imprenta Municipal de Madrid, cuya visita recomiendo a cualquier persona interesada en la edición y las artes gráficas.

* * *

Los tres primeros libros de Es Pop (Los trapos sucios, El otro Hollywood y Schulz, Carlitos y Snoopy) son metal, pornografía y cómic. Todo aliñado con la frase de Nietzsche («Ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo»), ¿son una declaración de intenciones o una provocación?
[Risas] Sí, sí, fue algo intencionado. Bueno, tampoco es que dijera «tengo que sacar uno sobre porno y otro heavy por narices». Pero sí que entre los libros que tenía pensados, los más potentes, más llamativos y más inexplicablemente inéditos en España eran esos. Cuando edité Los trapos sucios, el libro llevaba ya casi ocho o diez años publicado en Estados Unidos. El otro Hollywood también llevaba dos o tres años en el mercado. Y me preguntaba ¿por qué nadie los saca?

Te devuelvo la pregunta: ¿Por qué? ¿Era una cuestión de que las editoriales de entonces no les encontraban encaje en sus catálogos o más bien era falta de audacia?
Quizás me equivoco, pero yo tengo la teoría de que básicamente no les interesaban en lo más mínimo. Hay un determinado tipo de editor que abunda mucho en la industria y que tiene unos prejuicios culturales muy marcados. A lo mejor son mis prejuicios también los que hablan, pero es que hay cosas que a mí solo me resultan explicables desde el desprecio, un desprecio total por parte de la industria hacia este tipo de cuestiones: el rock duro, el heavy metal, los cómics… La actitud hacia los cómics ahora está empezando a cambiar, pero durante años fueron la hermana fea.

Decías, cuando te metiste en el mundo de la edición, que en las primeras reuniones de editores la impresión que te causó aquello es que «parecía que acababas de entrar en Pedralbes».
Quizás fuera un comentario un poco sobrado, pero lo que sí es verdad es que en el mundo editorial impera una clase socioeconómica de un nivel tirando a elevado. Eso está claro. Entre otras cosas porque editar es un oficio caro. Hombre, también hay mucho voluntarioso, mucho editor pequeño que se está dejando la piel para sacar lo que le apetece. Pero sigue abundando la gente de pasta, eso es así. Y ese nivel socioeconómico va a unido a determinadas experiencias y unas formas de ver la cultura que no se corresponden con las mías.

Las ediciones sobre música en España solían ser las biografías blanditas de toda la vida, de lo poco algo duro anterior a esto fue el de Por favor, mátame.
Iban saliendo cosas aisladas, como la de Marilyn Manson que sacó Mondadori, me temo que por motivos puramente coyunturales. Pero eran casos puntuales que no tenían solución de continuidad, y eso fue precisamente lo que me dio un poco la idea de montar la editorial. Tengo en casa una estantería dedicada en exclusiva a ensayos y biografías y aquello era un puto desastre: cada libro de una editorial, de un formato distinto, parecía un Tetris mal encajado. ¿No estaría guay que hubiera una editorial que uniera todos estos ensayos —sobre música, cine, cómic, literatura— bajo un mismo paraguas? Y eso fue lo que me decidió. Era el año 2008, estaba hasta las narices de hacer mi trabajo de oficina y dije «me lanzo». Fíjate, 2008, no sabía lo que se nos venía encima. Pero es que ni lo pensé, respondía más a una necesidad vital.

· Entrevista de Bárbara Ayuso y Ricardo Jonás G. Continúa en Jot Down Magazine.

Siempre se ha considerado a Es Pop como una editorial rockera: Lemmy, Mötley Crüe, Thin Lizzy… El próximo proyecto, casi en el horno, es la autobiografía de Ozzy.
Sí, en realidad la editorial no deja de ser un espacio en el que ir dando cabida a todas mis aficiones y obsesiones. En ese sentido, el propio hecho de editar se convierte en una especie de autobiografía. Y claro, uno de los momentos clave de mi adolescencia fue descubrir a Black Sabbath a los catorce años.

Otra de las vías de Es Pop es el cómic; has traducido cómics para otras editoriales, publicaste la biografía de Schulz y preparas para este año La plaga de los cómics.
Ahí se juntan las aficiones con las preocupaciones; con el tiempo me he ido dando cuenta que lo que publico traza el mapa de mis obsesiones. Casi todos los últimos libros, como La plaga de los cómics, Maestros del Doom o El libro más peligroso, tratan sobre personas creativas enfrentadas a la incomprensión del sistema y siendo censuradas a nivel social, económico, judicial, y me resulta interesante ver todas esas conexiones. A ninguna persona normal se le ocurre relacionar el Ulises de Joyce con videojuegos como Doom o con los cómics de EC o con los blackmetaleros noruegos, pero sus historias repiten un mismo proceso: una pequeña comunidad creativa con una propuesta nueva que en principio parece minoritaria y chocante, recibe el desprecio del establishment cultural del momento e incluso acaba siendo perseguida judicialmente por el sistema. Evidentemente las líneas argumentales difieren, pero siguen un mismo patrón. Y en todos los casos, al cabo del tiempo, esa propuesta acaba triunfando o siendo asumida. Las personas no tanto, porque otra de las constantes en Es Pop es que los protagonistas casi siempre acaban mal, pero la propuesta, las obras, perduran. Es un proceso que me resulta fascinante y me doy cuenta de que vuelvo a él una y otra vez.

¿Te das cuenta a posteriori? ¿No hay un plan trazado de antemano?
No, nunca me planteé «Voy a sacar cinco libros sobre artistas puteados por la censura y la justicia» [risas]. Simplemente ha salido así la cosa.

¿Te conoces entonces a través de los títulos que publicas?
Por momentos pasa eso, sí. Por eso digo que la editorial es mi autobiografía [risas].

· Entrevista de Javier Sanabria. Continúa en Rock I+D.

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jueves 4 de enero de 2018

La cara oculta de Phil Lynott

Phil Lynott fotografiado por Chalkie Davies.

Se cumplen hoy 32 años del fallecimiento de Philip Lynott, el 4 de enero de 1986. La fecha me sirve como excusa para recuperar aquí una pequeña selección de vídeos que fui descubriendo a medida que iba realizando la traducción de Cowboy Song, su biografía autorizada escrita por Graeme Thomson, que publicamos el pasado mes de mayo. No está ninguna de sus canciones más conocidas ni tampoco interviene la encarnación más célebre de Thin Lizzy (con Brian Downey, Brian Robertson y Scott Gorham), ya que la idea es justo la contraria: mostrar la variedad de registros y la riqueza de propuestas manejadas por Lynott a lo largo de su carrera, más allá de los cuatro discos ineludibles con los que se le suele asociar. Los textos entrecomillados son extractos de la citada biografía.

Skid Row: «New Places, Old Faces», 1968.
Aunque había debutado en la música a los dieciséis años como vocalista del grupo mod The Black Eagles, Lynott empezó a convertirse en una figura destacada del mundillo en 1968, tras convertirse en el cantante de Skid Row, uno de los grupos más prometedores de la escena irlandesa. Tal como escribe Thomson: «[Gary] Moore se unió a Skid Row justo a tiempo para tocar en su primer sencillo, que también marcó la primera vez que Lynott entraba en un estudio de grabación. “New Places, Old Faces” fue una composición de [Brush] Shiels editada en 1968 por Song, un sello independiente local. Es un tema amable que avanza con placentera morosidad impulsado por cierto aire folk y la presencia prominente de una flauta dulce tocada por Johnny Moynihan, de Sweeney’s Men. La letra de Shiels traza el conmovedor retrato doméstico de una familia de clase trabajadora obligada a abandonar su hogar debido a una expropiación. «Pasamos buenos momentos, mi anciano padre y yo», canta con precisión y sentimiento Lynott, afectando esa pose de refinamiento vagamente isabelino tan en boga en la época».

Thin Lizzy: «Mama and Papa», 1970
En 1969 Lynott fue despedido de Skid Row, pero en apenas un par de meses ya había encontrado un nuevo grupo: Orphanage, junto a su amigo de la infancia Brian Downey, que también había sido batería en The Black Eagles. Orphanage no terminó de cuajar, pero sirvió para que Lynott y Downey trabaran amistad con el guitarrista Eric Bell y el teclista Eric Wrixon, junto a los que fundaron Thin Lizzy. Sus primeras grabaciones quedan verdaderamente lejos de cualquier tipo de sonido que actualmente podamos asociar con el grupo: «Un amigo de Lynott, John D’Ardis, acababa de inaugurar un pequeño estudio de ocho pistas llamado Trend en Hagan’s Court, justo al lado de la calle Baggot. Con objeto de labrarse cierta credibilidad en el mercado, les ofreció a Thin Lizzy unas cuantas horas de grabación a cambio de que hicieran correr la voz. Varias de las primeras canciones de Lynott fueron registradas allí por una versión embrionaria de Thin Lizzy en una sesión que en la actualidad habría sido calificada como unplugged: Lynott y Bell tocan la guitarra acústica, respaldados por Downey a los bongos y Wrixon a la flauta y el piano».

Thin Lizzy: «Slow Blues», 1973
Tras la expulsión de Wrixon (sólo llegó a participar en la grabación del primer sencillo del grupo, «The Farmer»), Thin Lizzy empezó a consolidarse como trío. Para muchos fans, los Lizzy no llegaron a su madurez hasta la marcha de Eric Bell y su sustitución por el característico sonido de «guitarras gemelas» de Gorham y Robertson, pero si hay una etapa de Thin Lizzy desesperadamente necesitada de una buena reivindicación es precisamente la de los años 1971-73 con Bell a las seis cuerdas, sobre todo su primer álbum homónimo y ese discazo acojonante que fue Vagabonds of the Western World, al que pertenece este «Slow Blues» interpretado aquí en directo en Alemania (en una actuación que también incluye la incendiaria «The Rocker»).

The Greedy Bastards: «A Merry Jingle», 1979.
Ahora damos un salto de varios años para plantarnos en el momento de mayor éxito de la que muchos consideran la encarnación clásica de Thin Lizzy, justo tras el lanzamiento del directo doble Live and Dangerous. Nuevamente, Thomson lo cuenta mejor que nadie: «Al tiempo que cosechaba los frutos de su álbum más exitoso, Lynott estaba forjando relaciones musicales nacidas de sus vínculos con el punk. Antes de que Thin Lizzy partieran rumbo a Estados Unidos en agosto de 1978, Lynott había celebrado la noche inaugural del club Electric Ballroom de Frank Murray en Camden presentando un nuevo grupo: The Greedy Bastards. Debutaron en directo el 29 de julio con una formación en la que, además de Lynott, también estaban Steve Jones, Paul Cook, Chris Spedding, Bob Geldof, Jimmy Bain, Gary Moore, Scott Gorham y Brian Downey. La idea llevaba dando vueltas desde finales de 1977. En esencia se trataba de una manera de que un grupo de amigos pudieran tocar juntos sin tener que formalizar acuerdos. Sus respectivos representantes quedaron al margen de todo el asunto. La banda cobraba en efectivo y los periodistas tenían que pagarse las entradas». En YouTube pueden hallarse varias grabaciones en directo de este «supergrupo» del punk, aunque la mayoría son, por desgracia, bastante deficientes. Una versión reducida de los Greedies (Lynott, Gorham, Steve Jones y Paul Cook) llegó a grabar el single navideño «A Merry Jingle», cuya presentación en Top of the Pops podemos ver en el vídeo.

Phil Lynott: «Dear Miss Lonely Hearts», 1980.
A partir de 1978, Lynott comenzó a alternar sus composiciones para los discos de Thin Lizzy (Black Rose, Chinatown) con otros temas de estilos muy diversos que reuniría en 1980 en su primer disco en solitario, Solo in Soho, al que pertenece esta pegadiza «Dear Miss Lonely Hearts», y la apabullante «Ode to a Black Man» (posteriormente recuperada de manera brillante por The Dirtbombs). «Lanzado el 18 de abril de 1980, Solo in Soho contó con la participación de, entre otros, Gary Moore, Huey Lewis, Jimmy Bain, Midge Ure, Billy Currie y todo Thin Lizzy. Fue creado en un espíritu de colaboración y para Lynott marcó el regreso a formas más juguetonas y multidimensionales de expresión. Los estilos incluyen reggae, funk, música electrónica, baladas folk, pop y rock. “A Child’s Lullaby”, un himno empalagoso a Dios y a su hija, hace gala de suntuosos arreglos orquestales. En “Yellow Pearl” suenan un Minimoog y sintetizadores ARP. “Dear Miss Lonely Hearts” es power pop limpio y cadencioso. “King’s Call” contó con la colaboración de Mark Knopfler, un amigo que en ocasiones se dejaba caer por Kew Road».

Phil Lynott: «Old Town», 1982
Al notable Solo in Soho le siguió un segundo disco en solitario por desgracia bastante deslucido, The Philip Lynott Album. Para Thomson, «El único corte claramente destacable fue “Old Town”, coescrita junto a Jimmy Bain y quizá la mejor y más luminosa canción compuesta por Lynott en sus últimos años. Con sus clásicos cambios de acordes, su barroco solo de trompeta piccolo —remedando conscientemente el “Penny Lane” de los Beatles— y un maravilloso interludio nocturno y melancólico entre medias, “Old Town” devolvía a Lynott al campo de la artesanía pop, a pesar de que ilustrase con toda claridad los daños infligidos a su voz por la cocaína».

Phil Lynott & Clann Éadair: «Tribute to Sandy Denny», 1984
Mientras residía en Howth, ciudad portuaria a las afueras de Dublín, Lynott tenía por costumbre pasarse por el pub local los domingos al salir de misa con sus hijas. Fue allí donde conoció al conjunto de música folk Clann Éadair, formado por pescadores locales. «De vez en cuando, Lynott se unía a Clann Éadair en el escenario para interpretar una de sus nuevas canciones o alguna balada tradicional. En ocasiones, se arrancaban con una animada versión de “The Boys Are Back in Town”. Uno de los puntos álgidos musicales de sus últimos y menguados años fue “A Tribute to Sandy Denny”, tema que compuso y grabó con Clann Éadair, editado como sencillo en 1984. Se trata de una balada folk tierna y majestuosa, cantada con luctuosa sutileza, a un mundo de distancia de los últimos trabajos de Thin Lizzy. Cuando se lanzó el single, Lynott hizo gestiones para conseguirle al grupo una aparición en The Late Late Show y salió con ellos a interpretarlo, vestido como una mala parodia de estrella de rock, pero cantando desde el corazón».

Gary Moore & Phil Lynott:
«Out in the Fields» / «Military Man», 1985

Esta actuación grabada para el programa Rock Pop Music Hall de la televisión alemana resulta, por momentos, dolorosa de ver. La decadencia física de Lynott es evidente y a ratos incluso parece al borde del colapso debido a sus problemas respiratorios. No obstante, el poderío de las versiones en directo tanto de «Out in the Fields» como, sobre todo, de la abrumadora «Military Man» (lanzadas como sencillo conjunto en 1985) da buena muestra de que todavía era capaz de destilar destellos de brillantez. Su fallecimiento poco menos de un año después de esta grabación nos dejó para siempre con la duda de hacia dónde podría haber seguido evolucionando su carrera. Personalmente, me gusta pensar que, de haber conseguido superar su adicción a las drogas, podría haber vivido perfectamente una recuperación similar a las protagonizadas por Johnny Cash, Gregg Allman o Robert Plant. Lamentablemente, nunca lo sabremos, pero no por eso vamos a dejar de seguir explorando su legado.

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jueves 19 de febrero de 2015

Lemmy: La Videografía

Desde hace algunos días está a la venta el título más reciente de nuestra colección Es Pop Ensayo: Lemmy: la autobiografía, de Ian Kilmister y Janiss Garza. Como de costumbre, hemos preparado algunos materiales para acompañar el lanzamiento. Además del habitual adelanto descargable en PDF y de la banda sonora disponible en Spotify, se me ha ocurrido aprovechar esa mina para el archivero que es a veces YouTube para realizar una recopilación de vídeos con los que ilustrar varios de los momentos descritos por Lemmy en el libro. Todos los comentarios incluidos en esta entrada son del propio Lemmy y están extractados tal cual de su autobiografía. Recuerda que si quieres comprar el libro, puedes hacerlo aquí.

The Rocking Vicars
La primera vez que vi a Reverend Black and the Rocking Vicars fue en el club Oasis de Manchester. Me quedé prendado de inmediato. El batería tenía un doble bombo (fue la primera vez que veía algo parecido) y se sentaba en la parte delantera del escenario. Iban todos vestidos con el traje nacional finlandés: botas de piel de reno, pantalones blancos con cordones en vez de cremallera en la bragueta, guardapolvos lapones y alzacuellos. Aquello me impresionó sobremanera. Estuve tocando con ellos unos dos años, de 1965 a 1967. Los Rocking Vicars grabaron tres sencillos mientras yo estuve en el grupo, dos para CBS y uno para la filial de Decca en Finlandia. Conseguimos alcanzar el puesto 46 en
las listas con una versión de «Dandy», de los Kinks.

Sam Gopal
En 1968 acabé de cantante para Sam Gopal. Sam era medio birmano, medio nepalés o algo así… a estas alturas se me ha olvidado. Pero tocaba la tabla, un instrumento que no se puede amplificar; son demasiado resonantes, o al menos lo eran para los equipos de la época. Prácticamente compuse casi todas las canciones que acabaron en nuestro único álbum. Aunque le atribuí un par de temas al grupo, lo cierto es que los escribí todos de una sentada una noche que me pasé en vela. Fue cuando acababa de descubrir una droga maravillosa llamada Metedrina. Las únicas del álbum que no son mías fueron “Angry Faces”, compuesta por Leo Davidson, y una canción de Donovan, “Season of the Witch”, de la que nos quedó una versión bastante maja, la verdad.

Hawkwind
Teníamos un espectáculo de la hostia. No éramos uno de aquellos conjuntos hippies-chupis-paz-y-amor; ¡éramos una negra pesadilla! Aunque utilizábamos cantidad de focos de luces intensas y coloridas, el grupo quedaba sobre todo entre sombras. También llevábamos un elaborado espectáculo visual: dieciocho pantallas en las que pasábamos imágenes bélicas y políticas, planos de cosas como aceite hirviendo, extraños lemas, segmentos de animación… La música sonaba atronadoramente mientras los bailarines se contorsionaban por todo el escenario y Dikmik influía en el público con el generador de audio. Era una experiencia considerable, sobre todo teniendo en cuenta que, para empezar, la mayoría de nuestros fans iban puestos de LSD.

Top of the Pops
El 24 de octubre filmamos nuestra primera aparición en Top of the Pops. Francamente, era un programa horrible. Sólo llevaban a grupos que o bien estaban en el Top 30, como Slade y las Nolan Sisters, o bien se pensaba que iban a estarlo en breve. No tenía nada que ver con la calidad ni con el talento; era un simple reflejo de las listas de ventas.

Top of the Pops
En Bronze teníamos un amigo, Roger Bolton, que había trabajado en la BBC y todavía conservaba cierta influencia. ¡Roger acabó colándonos en el programa unas cinco veces antes de que tuviéramos un verdadero éxito! De hecho, el empeño de Roger fue determinante a la hora de ayudarnos a subir en las listas, motivo por el cual nunca le faltará una copa siempre que nos veamos.

TisWas
En noviembre participamos en TisWas, un programa infantil que echaban en ITV los sábados por la mañana y que todas las semanas contaba con la presencia de un grupo de rock. Era muy divertido, puro slapstick. Participamos un par de veces. Una de ellas estuvimos con Girlschool y nos organizaron un juego de pasteles musicales. La música se interrumpió cuando era yo quien tenía el pastel entre manos y tuve que plantárselo en la cara a Denise, la batería de Girlschool.

Please Don’t Touch
Aquel sencillo acabó siendo el mayor éxito que tuvimos tanto Motörhead como Girlschool en las listas británicas. Llegó hasta el nº 5 y nos sacaron en Top of the Pops, acreditados como “Headgirl”. Aunque Denise tocó la batería, Philthy también participó en el programa bailando a nuestro alrededor y añadiendo un par de coros.

Rockstage
Una semana antes de aparecer en Top of the Pops, también nos grabaron en vivo, tanto a Motörhead como a Girlschool, para un programa de televisión de Nottingham llamado Rockstage. Al final de “Motörhead”, me subí de un salto sobre el Bombardero de luces para apuntar al público con mi bajo como si fuera una metralleta… lo típico que haría cualquiera. El tipo encargado de manejar las luces volvió a levantar el Bombardero y me dejó allí medio colgado durante lo que se me antojaron varios putos años, aunque en realidad sólo fueron un par de minutos. Tenía el bajo conectado con uno de esos cables enroscados y quedó tan tirante que amenazaba con arrojarme del puto avión.

The Young Ones
Debo reconocer que Phil se portó como un caballero [cuando abandonó Motörhead]. El grupo se había comprometido a intervenir en un episodio de la serie The Young Ones poco después de su marcha y Phil regresó para no dejarnos colgados. Al contrario que otros antiguos miembros de Motörhead, dejó el grupo decentemente.

Twisted Sister
Pasamos buenos momentos con Twisted Sister. [En 1982] participaron en The Tube, un programa de televisión que se grababa en Newcastle, y allá que nos fuimos para tocar con ellos “It’s Only Rock ’n’ Roll” como broche final de la emisión. Aparecí corriendo por un lado del escenario y, mientras me colocaba el bajo, Brian apareció de repente por el otro extremo y… ¡PATAPAM! Se dio una buena costalada. Fue un descojone. Siempre podías contar con Brian para que aportase algo de diversión involuntaria.

Killed by Death
Fuimos a Arizona para grabar el vídeo de “Killed by Death”. MTV lo prohibió por un motivo francamente estúpido. En el vídeo salgo montado en moto con una chavala y se me ve poniéndole una mano en la pierna y subiéndola hasta que desaparece de la vista. En ningún momento se me ve agarrarla del vello púbico, pero en cualquier caso a la cadena no le gustó. Menuda gilipollez: esto sucedió cuando emitían a todas horas el vídeo de “Thriller”, de Michael Jackson, en el que la peña salía de sus tumbas echando mierda por las narices, ¡pero con eso no tuvieron ningún problema!

Saturday Starship
Antes de emprender una gira para promocionar No Remorse, participamos en Saturday Starship (un programa infantil que se emitía los sábados por la mañana en la cadena ITV; el sucesor de TisWas). Al parecer, ciertas personas se quejaron de que estuviéramos ensayando a primera hora de la mañana en el aparcamiento de los estudios del canal. No sé de dónde vino el problema: las ocho y media era la hora a la que nos habían convocado para ensayar y fueron ellos quienes nos pusieron el escenario en el aparcamiento.

Relax
Volé a Alemania para actuar en un programa de televisión con Kirsty MacColl. Frankie Goes to Hollywood participaron en el mismo programa y también salí al escenario con ellos. Por algún motivo quedaron muy satisfechos y, más adelante, cuando tuvieron que dar un concierto en el Hammersmith Odeon, me pidieron que saliera a tocar “Relax” con ellos.

El 10º Aniversario
A finales de junio [de 1985] se acercaba el décimo aniversario de Motörhead, por lo que dimos un par de conciertos en el Hammersmith para celebrarlo. Fueron bolos divertidos. La primera noche, todos los antiguos miembros de Motörhead salieron al escenario; fue un momento asombroso. Wendy O. Williams y Girlschool también participaron. Hasta Phil Lynott se subió al escenario, simplemente porque fue incapaz de resistirse, a pesar de que estábamos tocando “Motörhead” y él no tenía ni idea de cómo iba (Eddie Clarke se puso a gritarle: «¡En mi mayor!». ¡Él tampoco se acordaba!).

Boys Don’t Cry
Durante las breves pausas entre gira y gira, me presté a toda clase de apariciones especiales. Interpreté a un forajido (una elección de casting demasiado evidente, ¿no te parece?) en el vídeo para el tema “I Wanna Be a Cowboy”, del grupo Boys Don’t Cry.

Eat the Rich
En 1987, me dieron un papel en la película Eat the Rich y Motörhead se encargó de la banda sonora (compuesta principalmente por canciones de Orgasmatron más el tema homónimo). El director acabó metiendo a Motörhead al completo en la película: sustituimos al grupo que sale en la secuencia del salón de baile. La idea se le ocurrió en pleno rodaje. Si te fijas con atención, te darás cuenta de que el grupo va cambiando a medida que va transcurriendo la secuencia.

Black Leather Jacket
[En 1989] intervine en un programa de televisión horrible llamado Club X. En cualquier caso, el segmento que grabamos estaba de puta madre. Iba sobre chupas de cuero negras y compuse a propósito una canción titulada, misteriosamente, “Black Leather Jacket”. Improvisamos una rápida grabación para poder utilizarla de playback en el programa. Aunque en la cinta yo tocaba el bajo, delante de las cámaras me puse al piano. Phil Campbell salía tocando la guitarra; Philthy, la batería; y Fast Eddie, mi bajo, el cual fue robado la noche de la filmación. Nunca llegué a averiguar quién se lo llevó, aunque tuvimos varios sospechosos.

Hardware
Aquel año también interpreté a un conductor de taxi de río en una película titulada Hardware, programado para matar. Aquella sí que fue una experiencia tediosa. El director se creía una especie de artista gótico y fue un puto coñazo. Nos pasamos el día esperando y cometieron el terrible error de darme el whisky demasiado temprano.

David Letterman
En mayo [de 1991], antes de viajar al Japón, intervinimos en el David Letterman Show. En realidad sólo estuvimos yo y Phil Campbell; Wurzel no quiso participar y no recuerdo dónde se había metido Phil Taylor. De todos modos, en el programa sólo querían a dos, para que tocáramos con la banda del estudio. Sin embargo, no interpretamos una canción del nuevo álbum, sino el “Let It Rock” de Chuck Berry. Y tampoco llegamos a conocer a David Letterman. De hecho, se equivocó a la hora de decir el título del disco. ¡Lo llamó Motörhead!

Ain’t No Nice Guy
Como la discográfica no nos brindó ninguna ayuda para sonar en la radio (¡por decirlo suavemente!), no te extrañará saber que también nos cortaron las alas en MTV. Allí estábamos con una canción que se había encaramado al nº 10 en las emisoras de rock y lo único que necesitábamos eran unos quince de los grandes para grabar un vídeo, pero se negaron a dárnoslos. De modo que juntamos 8.000 dólares de nuestro propio bolsillo y lo grabamos por nuestra cuenta. Ozzy y Slash, majos como ellos solos, también se vinieron al rodaje. Aunque el vídeo se nota un poco atropellado, no quedó del todo mal. ¡Pero MTV estuvo una temporada sin emitirlo porque en Sony tardaron tres semanas en firmar la autorización!

The Tonight Show
En 1992 salimos en The Tonight Show y fuimos el primer grupo de heavy rock que intervenía en el programa en toda su historia. Me agradó mucho intervenir en The Tonight Show. Jay Leno se portó como un caballero, mucho más simpático que David Letterman, al cual ni siquiera llegamos a conocer cuando salimos en su programa.

Hellraiser III
Colamos un par de canciones en la banda sonora de Hellraiser III: Infierno en la Tierra, de Clive Barker. También registramos “Born to Raise Hell”, en la que compartí la parte vocal con Ice T y Whitfield Crane, el cantante de Ugly Kid Joe. Este último tema fue una ocurrencia tardía: sonaba sobre los créditos del final, pero no apareció en el álbum de la banda sonora.

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martes 13 de noviembre de 2012

Luther: el origen

Título: Luther: el origen
Autor: Neil Cross
Características: 384 págs. 16×23,5 cm. Cartoné con sobrecubierta.
ISBN: 978-84-940298-0-6
PVP: 22 €
Escrita por el creador de Luther, la serie de éxito internacional de la BBC protagonizada por Idris Elba (ganador del Globo de Oro 2012 al mejor actor dramático por su trabajo interpretando al personaje), Luther: El origen no es una simple y mera adaptación del fenómeno televisivo, sino una historia completamente nueva que funciona de manera independiente tanto para los fans de la serie como para aquellos que jamás han visto un capítulo, y que lleva el mundo de John Luther a un nuevo nivel. Novela ganadora del premio Ngaio Marsh 2012 a la mejor novela de misterio del año. Seguir leyendo en la web.

· Pincha aquí para descargarte un adelanto en PDF.
· Si prefieres ver el booktrailer en YouTube, puedes hacerlo aquí.
· Descarga o incrusta el vídeo original desde Vimeo.

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domingo 5 de agosto de 2012

Aprendiendo a leer con Stoya

Este maravilloso vídeo lleva varios días corriendo como la pólvora, pero no me resisto a colgarlo aquí por dos motivos. Uno, porque me parece una idea brillante, ejecutada de la manera más sencilla y eficaz posible. Dos, porque (para qué nos vamos a poner la careta) adoro a Stoya; la considero una de las grandes estrellas del porno de todos los tiempos por saber hacer como pocas precisamente lo que hace en este vídeo: reír, pasarlo bien, transmitir una visión lúdica, participativa y divertida del sexo que es precisamente la que a mí me interesa. Bueno, y ya que estamos, tres: porque se me ocurren pocas maneras más eficaces de estimular la lectura que viendo lo bien que se lo pasa Stoya con un libro. El vídeo ha sido idea del fotógrafo Clayton Cubbit, y la propia Stoya comenta su involucramiento y varios detalles del rodaje en su blog (cuya lectura, por cierto recomiendo sin ambages, sobre todo para aquellos interesados en temas como el valor comercial de la imagen y su consumo, el postfeminismo, las acrobacias circenses, las crónicas de viajes, la literatura y, por supuesto, el sexo. Warren Ellis y Neil Gaiman son fans). Ahí van un par de fragmentos:

El vídeo para «This Empty Love», de Innerpartysystem, mencionado más abajo.

«Recibí un correo de Clayton preguntándome si me interesaba participar en su nuevo proyecto. Su idea es filmar a mujeres sentadas frente a una mesa leyendo literatura. La sorpresa es saber qué es lo que está sucediendo por debajo de la mesa. Me gustan este tipo de proyectos… El vídeo para «This Empty Love» fue el primero en el que de verdad disfruté trabajando, algo que posteriormente convertiría lo de grabar porno para Digital Playground en una opción a tener en cuenta. Creo que las partes más interesantes del sexo son las sugerencias de lo que no puede verse. La penetración, después de todo, sólo es una exploración de algo oscuro, húmedo, como una cueva. Escogí unos párrafos de Necrophilia Variations, de Supervert, porque estoy fascinada tanto con Supervert como con su obra. Elegí este volumen centrado en la necrofilia porque últimamente estoy atravesando una obsesión nada morbosa con algo triangulado por el modo en el que el orgasmo afecta a la química del cerebro, los motivos tras la expresión francesa la petite mort, y por qué se me queda la mente completamente en blanco cuando alcanzo el punto álgido del acto sexual. Ahí hay algo, muerte y sexo, quizás cambio o crecimiento, en lo que llevo concentrándome desde poco antes de escribir esta entrada. En ocasiones consigo rozar el concepto con las puntas de los dedos, pero aún no soy capaz de agarrarlo e inspeccionarlo. El único modo de comprenderlo es regodearse en cualquier cosa que pueda proporcionar alguna pista hasta que todo ello encaje (o me distraiga algo brillante… pero tendría que ser muy brillante). De ahí que este libro me pareciera el adecuado».

Una espectacular instantánea de Stoya tomada por Allan Amato.

«Se encienden las luces y todo el mundo ocupa sus posiciones. Mi ropa interior descansa en el suelo, fuera del encuadre. Mientras empiezo a leer, entro en modo suspensión de incredulidad. Olvido lo que está a punto de suceder. El primer roce entre mis muslos envía toda la sangre disponible a mi vulva. Continuo pronunciando cuidadosamente, concentrándome en el texto. He empezado a sudar. Si esto se prolonga mucho tiempo, el pelo se me pegará a la cabeza por culpa de la transpiración, como si hubiera estado entrenando o rodando una escena de sexo acrobático con penetración. Me atasco en una palabra, pierdo la concentración mientras intento volver a pronunciarla correctamente. Ni el consolador ni la mujer que lo maneja piensan rendirse, pero por mor del arte (y porque la sensación es tan maravillosamente sucia que no quiero que acabe aún) intento aguantar al máximo. Este rincón del mundo que habito se ralentiza, crece en detalle. De repente se contrae como una goma tirante y me veo placenteramente golpeada por un orgasmo. Río y jadeo, poniendo las manos sobre la mesa. Cuando noto que suficientes fragmentos de mi mente han vuelto, pronuncio la frase de cierre».

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viernes 13 de julio de 2012

Una entrevista con Vicki Hendricks

Además de escribir ficción, Keith Rawson es un incansable divulgador del pulp. Como colaborador habitual de LitReactor y Spinetingler Magazine, ha realizado diversas entrevistas a algunos de los más importantes autores de la narrativa negra y criminal, entre ellos a Vicki Hendricks, a la cual grabó con motivo del lanzamiento de su recopilación de cuentos Florida Gothic Stories. Keith ha tenido la gentileza de cedernos su entrevista, de la cual hemos extractado y subtitulado el fragmento que encontraréis arriba. Si tenéis ganas y tiempo, no dejéis de echarle un vistazo a la página de Keith en Vimeo, donde podréis ver más entrevistas con autores como James Sallis, Michael Connelly o Charlie Huston.

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miércoles 16 de mayo de 2012

Cinco para el ring

Luna de casino no es una novela sobre boxeo, pero sí es una novela sobre oportunidades perdidas, sueños rotos y cantos de sirena; sobre caminos equivocados y los extremos a los que podemos llegar para intentar enderezarlos. Resulta de lo más apropiado por tanto que, aunque como decía, no sea una novela sobre boxeo, Luna de casino culmine en una explosiva velada pugilística que sirve tanto de telón de fondo como de catalizador para la resolución de todas las tramas urdidas con mano firme y prosa afilada por Peter Blauner. Y es que, al margen de que su utilidad sea metafórica o literal, el boxeo tiene algo, a medio camino entre lo mítico y lo mundano, entre lo brutal y lo poético, que funciona de maravilla a la hora de aplicarlo a la ficción. Esto es algo que han tenido muy claro autores tan dispares como London, Cortázar, Schulberg o Mailer. Pero hoy no quiero hablar tanto de literatura como aprovechar el lanzamiento de Luna de casino como excusa para enumerar mis cinco películas sobre boxeo favoritas. Allá van.

5. MÁS DURA SERÁ LA CAÍDA
The Harder They Fall · Mark Robson · 1956
Basada en la fabulosa novela homónima de Budd Schulberg (publicada en España hace años por Alba), Más dura será la caída está inspirada en la carrera del gigante italiano Primo Carnera, si bien no se trata ni mucho menos de un «biopic» al uso. Además de camuflar a Carnera tras el personaje de Toro Moreno, la historia no sigue tanto al boxeador como a un periodista en horas bajas que acepta el trabajo de agente de prensa de un promotor poco fiable dispuesto a forrarse convirtiendo a Moreno en un fenómeno. Más centrada en los tejemanejes del negocio que en el deporte en sí (ver la conversación del minuto 32), Más dura será la caída contiene la última interpretación de un terminal pero en cualquier caso excelente Humphrey Bogart y un guión continuamente salpimentado por perlas como «Tus puñetazos no conseguirían cascar ni un huevo». 100 % noir en el gimnasio.

4. EL ÍDOLO DE BARRO
Champion · Mark Robson · 1949
El nunca lo suficientemente ponderado Mark Robson repite como director en esta arquetípica historia de ascenso y caída de un noble bruto con talento para la violencia corrompido por el éxito, cuyos ecos resuenan con fuerza tanto en Rocky como en Toro salvaje. Robson está particularmente inspirado (ver el flashback inicial inmediatamente posterior a la escena de créditos o el montaje musical de Midge Kelly entrenando, secuencia que crearía un patrón repetido posteriormente hasta la saciedad) y Kirk Douglas ofrece una de las más memorables interpretaciones de su personaje favorito: el adorable sabandija capaz de mascar diálogos impronunciables hoy en día como: «Vas a ser una muchachita buena… porque de lo contrario te enviaré al hospital durante mucho, mucho tiempo». Puro nervio.

3. ALI
Ali · Michael Mann · 2001
A pesar de la tibia recepción obtenida en el momento de su estreno, Ali es una película fantástica (particularmente en su Director’s Cut editado directamente en DVD) que va mucho más allá de la vida del hombre anteriormente conocido como Cassius Clay para pintar un fresco ágil y vibrante de la cultura negra norteamericana de los años sesenta. La extraordinaria secuencia inicial, que intercala diversas escenas del pasado y presente de Alí al compás de un concierto de Sam Cooke, marca perfectamente el tono del resto de la película: montaje exigente, abundancia de información presentada de una manera poco complaciente, impresionante reconstrucción del ambiente (que es algo que va más allá de la mera recreación de la época) y actores en estado de gracia ofreciendo algunas de las mejores interpretaciones de su carrera. Recuerdo que a mucha gente le molestó particularmente la secuencia de tres minutos de Ali corriendo por Kinshasa, otra escena que resume a la perfección la voluntad del director por crear momentos interiores no verbalizados que acaban expresando más sobre la personalidad del personaje de lo que podría haberlo hecho cualquier discurso al uso. La inmersión en el ambiente que consiguen crear Mann y su director de fotografía Emmanuel Lubezki es tal que por mí podría haber seguido corriendo otros diez minutos; me hubiera seguido pareciendo igual de fascinante.

2. TORO SALVAJE
Raging Bull · Martin Scorsese · 1980
¿Qué se puede decir a estas alturas de una película tan citada como Toro Salvaje? Agresiva, frenética e inmisericorde, consigue que uno acabe sintiéndose igual de vapuleado que si hubiera compartido unos asaltos con el mismísimo Jake LaMotta y éste le hubiera utilizado para fregar la lona del ring. Para algunos, es excesiva. Para otros, entre los que me cuento, en eso reside precisamente parte de su brillantez. El resto, que no es poco, puede resumirse en el maravilloso blanco y negro de Michael Chapman, la brillantez de Thelma Schoonmaker a la hora de montar todo el filme, pero particularmente los combates, las interpretaciones uniformemente entregadas de todo el reparto, el ajustado guión de Paul Schrader y, cómo no, el intermedio de Cavalleria Rusticana. Pura magia.

1. COMBATE TRUCADO
The Set-Up · Robert Wise · 1949
Robert Wise, que también dirigiría en 1956 la notable Marcado por el odio, con Paul Newman en el papel de Rocky Graziano, hizo su primera incursión en el ring con esta espléndida, exuberante y para su momento enormemente innovadora película que narra, en tiempo real, una noche de combates en un pequeño pabellón de provincias. Hasta allí llega Bill «Stoker» Thompson, un boxeador maduro y en declive que lucha por aferrarse a unas migajas de dignidad, convencido de que todavía le quedan energías para ganar un último asalto. En apenas 73 minutos de puro magro, sin un solo gramo de grasa, Combate trucado plasma con asombrosa plasticidad el paisaje y sobre todo el paisanaje que puebla la noche pugilística con tal visceralidad que uno acaba compartiendo los nervios y sudores de la gran mayoría de sus personajes. El gran Robert Ryan, célebre sobre todo por sus papeles de turbio (cuando no de tarado) en innumerables clásicos del género negro, ofrece en este caso una de sus mejores interpretaciones encarnando con maravillosa y expresiva contención toda la vulnerabilidad y simpleza de Thompson. En resumen: un pequeño clásico que a falta de romperte la cara te rompe el corazón.

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martes 28 de febrero de 2012

Booktrailer: Diablos de Polvo

Título: Diablos de polvo
Autor: Roger Smith
Características: Rústica. 352 pags. 14 x 21,5 cm.
ISBN: 978-84-936864-7-5
Es Pop Ediciones. Colección Pulpo Negro nº 2

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martes 21 de febrero de 2012

Booktrailer: Luna de Casino

Título: Luna de Casino
Autor: Peter Blauner
Características: Rústica. 400 pags. 14 x 21,5 cm.
ISBN: 978-84-936864-6-8
Es Pop Ediciones. Colección Pulpo Negro nº 1
BSO: «Riding Down the Canyon». Jimmie Revard & His Oklahoma Playboys

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jueves 14 de octubre de 2010

Slash en Letterman

En 2007, con motivo del lanzamiento de su autobiografía, Slash participó en el Late Show de David Letterman para hablar un poco del libro, de su vida en general y de Guns N’ Roses en particular. Ahora que sólo queda una semana para la publicación de Slash en España, me ha parecido un buen momento para recuperar la entrevista de Letterman y subtitularla en castellano. Como siempre, cualquier uso que queráis hacer del vídeo (vincularlo, difundirlo, incrustarlo en vuestros blogs) será bien recibido.
Os recuerdo los detalles del libro: Slash, la autobiografía, de Slash y Anthony Bozza. Publicado por Es Pop Ediciones. 16,5 x 24 cm. Tapa dura. Sobrecubierta. 480 pags. Ilustrado. ISBN: 978-84-936864-3-7. PVP: 26 €. Y además puede comprarse aquí.

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Quizá sea eso lo que buscamos a lo largo de la vida: la mayor congoja posible para llegar a ser uno mismo antes de morir.
Louis Ferdinand Céline
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