Los consejos del galgo ruso
Vale, vale, ya sé que el título de esta entrada me ha quedado como de poemario chungo, pero prometo que no van por ahí los tiros. El galgo ruso, también conocido como borzoi, fue el animal elegido en 1915 por el editor norteamericano Alfred A. Knopf para que adornara e identificara los lomos de sus libros. Desde entonces, el logo del perrito ha sufrido múltiples mutaciones, pero siempre ha seguido siendo, como su contrapartida del mundo real, elegante y estilizado. Hace unos días volví a pensar en el bueno de Alfred y en su galgo ruso gracias a una extensa entrevista (mucho más extensa de lo que me merezco) que me hizo Rafa Rodríguez para su blog El arte de cocinar para dos. Aparte de sobre el mercado del libro en general, sobre los orígenes de Es Pop y sobre los dos primeros títulos que hemos publicado, Rafa me preguntó si había alguna editorial en concreto que me hubiera servido de inspiración directa para el proyecto. Mi respuesta fue más o menos ésta: una única editorial en concreto, no, pero sí que recuerdo perfectamente el momento en el que me compré Book One. 1986-2006, de Chip Kidd [un libro básico para todos los aficionados al diseño de portadas de libros], y leí reproducido en su interior un manifiesto de Alfred A. Knopf que decía, entre otras cosas, lo siguiente: «Creo que los buenos libros deberían estar bien hechos, y yo intento darle a cada libro que publico un formato que sea distintivo y atractivo», unas palabras que se me quedaron grabadas en la mente y que me animaron no poco a la hora de romper con algunas de las convenciones más extendidas entre las editoriales de nuestro mercado en lo que a la apariencia del libro se refiere. Evidentemente, Es Pop no llegará a ser nunca ni una fracción de lo que es Knopf hoy en día, ni como empresa ni como fuerza creativa, pero eso no quiere decir que, dentro de nuestra torpeza y nuestra limitada capacidad, no podamos soñar al menos con seguir de cerca preceptos como éste. Lo más probable es que fracasemos en el intento, pero por lo menos que sea intentando hacer algo más que un producto simplemente mediocre.
Si queréis leer la entrevista completa, pinchad aquí. Y si no, pues cinco minutos que os ahorráis, pero en cualquier caso no dejéis de echarle un vistazo al blog de Rafa, que ya sólo por la entrevista que le hizo el mes pasado a Lolo Rico merece la pena. Y ya que estamos con el autobombo, aquí van también un par de vínculos más.
- Reseña de El otro Hollywood en el blog de José Angel Barrueco.
- Reseña de Los trapos sucios por Alejandro Arteche en Soitu.es.
- Reseña de Los trapos sucios y El otro Hollywood en Popular 1.
Por mi parte, he pensado que podía aprovechar la ocasión para dejaros aquí el manifiesto editorial completo de Alfred A. Knopf, tal y como apareció publicado originalmente, en forma de anuncio, en la revista The Atlantic Monthly en noviembre de 1957. Y es que, como ya decía Chip Kidd en su libro: «¿Quién no querría trabajar para una empresa como ésta?».
EL CREDO BORZOI
· Creo que el sello de un editor significa algo, y que si los lectores se fijaran más en qué editoriales publican los libros que compran, sus posibilidades de verse decepcionados serían infinitamente menores.
· Creo que los buenos libros deberían estar bien hechos, y yo intento darle a cada libro que publico un formato que sea distintivo y atractivo.
· Creo que nunca he publicado premeditadamente un libro que careciera de mérito.
· Creo que hay que mantener el precio de los libros lo más bajo posible en relación con su calidad, los costes de producción y los recursos financieros del lector al que están dirigidos.
· Creo que un editor tiene la obligación moral, así como comercial, ante sus autores, de intentar promocionar de todas las maneras posibles la venta de sus libros, de mantenerlos en circulación y de aumentar el prestigio de su autor.
· Creo en el buen gusto innato de los lectores de libros y en su habilidad para reconocer un libro superior cuando alguien les orienta hacia él.
· Creo que una reseña de un crítico incompetente es un pecado contra el autor, el libro, el editor y la publicación en la que esa reseña aparece.
· Creo que lo que necesita este negocio no son las patrañas de los publicistas de Madison Avenue, sino más libreros que amen y entiendan los libros y que pueden comunicar ese entusiasmo a un público expectante.
· Creo que las revistas, las películas, la televisión y la radio nunca desplazarán a los buenos libros.
Lo de la «fritura francesa» es impagable; me ha recordado la «soda cocida» de un texto que me tocó revisar a mí… ;-D
¡Ja, ja, ja, lo de la «soda cocida» también tiene su miga! Durante una temporada me dediqué a apuntar algunos de los ejemplos que iba encontrando por ahí con idea de recopilarlos algún día, pero al final lo descarté no fuera a parecer «mala leche de traductor» para con otros de los del gremio. Entre mis favoritos, así de memoria, estaba el que escuchaba una emisora de «música progresista» en vez de progresiva, el que se había tatuado «ocho pelotas» en el antebrazo (en vez de una «bola ocho») y las prostitutas despistadas que no conseguían comprender por qué últimamente sus cliente sólo querían «comerse a las gatitas». En fin, todos somos susceptibles de cagarla, así que sirvan estos simpáticos ejemplos para acordarnos de que toda precaución es poca. :-D
Bueno, yo añadiré uno que llevo clavado en el recuerdo, sobre todo porque el autor del disparate (en realidad, tan sólo uno más a elegir entre su trabajo) era por entonces el supervisor de todas las traducciones de la editorial, con la potestad y la responsabilidad de «corregirnos» a los demás:>>– I’m outta here. You’re on your own.>>¿Traducción?>>– Yo estoy aquí fuera. Tú estás a lo tuyo.>>Con «ocho pelotas», sin duda.