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El blog de Espop Ediciones

viernes 29 de abril de 2011

La América abandonada

David Simon.

El domingo pasado, HBO estrenó en Estados Unidos el esperado y fenomenal primer episodio de la segunda temporada de Treme, la serie creada por David Simon y Eric Overmeyer que retrata los quehaceres diarios de varios y variopintos personajes en la Nueva Orleans post-Katrina. Una excusa inmejorable para reproducir un par de fragmentos de esta extensa entrevista con el siempre interesante y locuaz Simon, realizada por Bill Moyers y aparecida en el número de este mes de la revista Guernica.

Bill Moyers: ¿Qué tiene la escena criminal que te aporta un agujero, quizás el mejor agujero, a través del cual ver cómo funciona realmente la sociedad norteamericana?
David Simon: Puedes ver las equivocaciones. Ves aquellas cosas que no llegan a los libros de educación cívica y ves lo interconectado que está todo. Lo conectados que están los resultados del sistema escolar con la cultura de las esquinas. O hasta qué punto interviene la influencia de los padres. El declive de la industria interactúa de repente con esa especie de fraude que es la escasez de la educación pública en los barrios pobres. Porque The Wire no era una historia sobre América, habla de la América que hemos abandonado, la que hemos dejado atrás.
Bill Moyers: Me impresionó una cosa que dijiste, hablando sobre drogadictos que salían de desintoxicarse y tenían que apretar los dientes para volver a arreglárselas en el barrio. Y entonces se encontraban cara a cara con una gran pregunta.
David Simon: “¿Qué estoy haciendo aquí?”. Ya sabes, se trata de tipos que salen de la adicción con treinta, treinta y cinco años, porque a menudo hace falta llegar hasta esa edad para conseguirlo; tipos que llegaron a la adicción acarreando toda una serie de problemas, algunos personales e interpersonales y otros sistémicos. Este tipo de personas son en realidad el excedente de Norteamérica. Nuestra economía no los necesita. No necesitamos al 10 o al 15% de nuestra población. Y ese es ciertamente el caso de aquellos con una carencia educativa, mal atendidos por el sistema escolar de los barrios pobres, que no han sido preparados para la tecnocracia de la economía moderna. Fingimos que los necesitamos. Fingimos que educamos a los críos. Fingimos que de verdad los estamos incluyendo en el ideal americano, pero no lo estamos haciendo. Y no son tontos. Ellos lo saben. Entienden que la única base económica viable en sus barrios es el negocio multimillonario de la droga.

Los chicos de la esquina en The Wire.

Bill Moyers: ¿Puede la ficción contarnos algo acerca de las desigualdades que el periodismo no pueda?
David Simon: A menudo me lo he preguntado, porque fui periodista durante muchos años y me consideraba bastante bueno. Como reportero, intentaba explicar el modo en el que la guerra contra las drogas no funciona, y escribía artículos muy trabajados y muy bien documentados que luego salían al éter y desaparecían. Después me ponían al lado el texto de algún columnista que se limitaba a escribir: «Pongámonos duros con las drogas», como si no hubiera dicho nada. Incluso en mi propio periódico. Y entonces pensaba: «Tío, hacer esto con los datos es una lucha continua». Cuando cuentas una historia con personajes, los espectadores pegan botes en sus asientos, y parte de eso se debe al modo en el que experimentamos la televisión.
Bill Moyers: ¿Es porque estamos atados a los hechos que no podemos llegar hasta donde podría llevarnos la imaginación?
David Simon: Uno de los temas de The Wire era que las estadísticas siempre mienten. Las estadísticas pueden realizarse de modo que afirmen cualquier cosa. Muéstrame cualquiera que describa un proceso institucional en América: medias académicas, estadísticas criminales, índices de arrestos, cualquier cosa que pueda aprovechar un político, cualquier cosa que alguien pueda usar para conseguir un ascenso, y tan pronto como inventes esa categoría estadística, cincuenta personas se pondrán a trabajar en la institución de turno para intentar desarrollar un método que haga parecer que se está dando un progreso cuando en realidad no hay progreso alguno. Vamos a ver, toda nuestra estructura económica siguió a ciegas la idea de que los títulos avalados por hipotecas tenían un valor cuando en realidad no tenían ninguno. Eran tóxicos. Y sin embargo se negociaba con ellos y se promovían porque alguien podía conseguir un beneficio a corto plazo. Del mismo modo que un comisario de policía o un sargento pueden recibir un ascenso, y un mayor puede convertirse en coronel, y un secretario de escuela puede convertirse en director, si consiguen que parezca que los chicos están aprendiendo o que se están resolviendo crímenes. Cuando era reportero tuve un asiento de primera fila para darme cuenta de cómo una vez aprendieron a meterle mano a las estadísticas del crimen, estas dejaron de representar la realidad.
Bill Moyers: Hay una escena en la tercera temporada de The Wire en la que el intendente Bunny Colvin, de la policía de Baltimore, uno de mis personajes favoritos, da una charla inusualmente sincera sobre la futilidad de esta guerra contra las drogas.
David Simon: No creo que tengamos estómago para evaluarla realmente.
Bill Moyers: ¿Qué quieres decir?

David Simon con otro habitual de este blog, George Pelecanos. Foto: Steve Ruark.

David Simon: Una vez más, tendríamos que hacernos a nosotros mismos un montón de preguntas incómodas. La mayoría de las personas afectadas por todo esto son de piel negra, oscura y pobres. Son los cascos antiguos abandonados de nuestras áreas urbanas. Como decíamos antes, económicamente, no los necesitamos; la economía americana no los necesita. Siempre y cuando no salgan de sus ghettos y sólo se maten entre ellos, estamos dispuestos a pagar una presencia policial para que los mantenga fuera de nuestra América. Y para que peleen por las sobras, que es lo que a todos los efectos es la guerra contra las drogas. Como básicamente nos hemos convertido en una cultura basada en el mercado, eso es lo que sabemos hacer y eso es lo que nos ha llevado hasta este triste desenlace. Y creo que vamos a seguir la misma lógica de mercado hasta llegar el amargo final.
Bill Moyers: ¿Que sería cuál?
David Simon: Si no los necesitas, ¿para qué te vas a molestar? ¿Por qué evaluar seriamente lo que le estás haciendo a tus ciudadanos más pobres y vulnerables? No hay ningún provecho en ello, al margen de marginalizarles y descartarles.
Bill Moyers: ¿Eres cínico?
David Simon: Soy muy cínico con las instituciones y su voluntad para someterse a una reforma. Cuando hablamos de personas e individuos, no soy cínico. Y creo que el motivo de que The Wire sea visible, o incluso tolerable, para los espectadores es porque muestra un gran afecto por los individuos. No es una serie misántropa en modo alguno. Tiene un gran afecto por todas esas personas, particularmente cuando se levantan para decir: «No voy a seguir mintiendo. Realmente voy a pelear por lo que percibo que es una pizca de verdad“. ¿Sabes? Con el tiempo la gente recordará The Wire y pensará: “No era una serie tan cínica como nos pareció en su momento. En realidad era más periodística que otra cosa. Estaban siendo groseramente francos. Pero era menos malintencionada de lo que nos pareció». Creo que en Baltimore la respuesta inicial al ver la serie en emisión fue: «Estos tíos están siendo injustos y mezquinos. Han salido a machacarnos». Pero en realidad era una carta de amor a la ciudad.

EntrevistasTelevisión , , 3 comentarios

3 comentarios

  1. Gracias por el aviso de la entrevista y por la traducción de algunos extractos. Simon se ha convertido en un imprescindible de nuestro tiempo, ya sea desde sus series o desde sus libros. Homicidio, que también lo recomendaste en tu blog, es absolutamente espectacular.

  2. Homicidio es magnífico, sí. Una pena que la serie que inspiró no sea fácil de conseguir en castellano en buenas condiciones, porque también estaba muy bien. Un saludo, Santi.

  3. Chapó por este señor porque lo que dice de América es lo que pasa en el mundo, al menos reconozco mi contexto nacional, porque todos somos América, en nuestras sociedades occidentales…..sin desperdicio la entrevista

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