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jueves 29 de septiembre de 2011

Ferenc Pintér y el Maigret ausente

Fragmento de una ilustración para la portada de La bella estate, de Cesare Pavese.

Lo bueno de ser amigo de alguien como Javier Olivares es que no se limita a ser un dibujante increíble y un portadista como la copa de un pino (¡y mira que ya podría!), sino que encima continúa siendo un estudioso tan entusiasta y enamorado del medio como un jovenzuelo que estuviera empezando. No tiene esa distancia que caracteriza a otros artistas veteranos que aducen «estar de vuelta de todo» cuando en realidad lo que les pasa es que, de tanto dibujar profesionalmente, han perdido el interés por el goce puro y duro de la imagen. Prácticamente no hay mes que Javier no me envíe vínculos e imágenes que va encontrando en sus viajes reales y virtuales. Y la mayoría suelen ser acojonantes, claro.

Dos espectaculares ejemplos de cómo usar los espacios en blanco.

Hace poco, a raíz de las portadas de Valdemar/Es Pop, le dio por hablarme de Ferenc Pintér, un ilustrador italiano del que, para variar, yo nunca había oído hablar. Javier estaba convencido de que sus portadas (realizadas principalmente para ediciones populares de autores de misterio como Simenon, Agatha Christie, McBain, Thompson o Stark) me iban a tocar la fibra, y caray que si lo han hecho.
Pintér nació en 1931 en la Liguria, de padre húngaro y madre italiana. Cuando tenía nueve años, la familia se mudó a Budapest, donde Ferenc conocería a algunos de los principales artistas comerciales húngaros de la postguerra, como Konecsni Gyorgy y Tamassi Zoltan, a los que siempre consideraría sus maestros. Posteriormente, Pintér aliaría la inescapable influencia de Bob Peak y Robert McGinnis (cuya sombra durante los años sesenta y setenta era ciertamente alargada) con esta asumida tradición de la Europa del Este, fusionándolas a la perfección en un estilo claramente personal a la vez que perfectamente integrado en las corrientes mayoritarias de ilustración comercial del momento.

Ilustración para otro libro de Pavese y una colorida aproximación a 1.280 almas.

En 1956, Ferenc regresó a Italia, instalándose en Milán, donde comenzó a trabajar en la industria publicitaria. Su gran oportunidad llegó en 1960, cuando entró como portadista en Mondadori, empresa para la que seguiría ilustrando durante los siguientes 32 años.

La falsa y deslumbrante simplicidad del Maigret de Pintér.

Entre toda su abundante obra, destaca con luz propia la serie de cubiertas realizadas durante los años setenta para las novelas de Georges Simenon protagonizadas por el comisario Maigret. Pintér ya había ilustrado decenas de cubiertas del mismo personaje, bastante más convencionales, en el transcurso de la década anterior (podéis verlas en esta galería).

Maigret observa.

Pero cuando nuestro artista retoma a Maigret para la colección de bolsillo Oscar Mondadori, parece dispuesto a explotar la familiaridad y la asociación que ha sabido crear en la mente del público entre su estilo, su interpretación del personaje y la obra de Simenon, para dar un salto exponencial en lo que a la composición de las imágenes se refiere. En muchas de las cubiertas Maigret ni siquiera es un elemento importante, como lo había sido durante la década anterior: aparece de espaldas o envuelto en sombras, empequeñecido o incluso de refilón, como si simplemente pasase por allí.

Maigret, de paso.

Sabemos que es Maigret (a ojos del comprador italiano de la época, dibujado con ese estilo y esos colores, no puede ser otro), pero su avasalladora presencia ha dejado de ser lo más importante a la hora de presentar los libros. Con esta serie de portadas, Pintér consiguió sustituir la ineludible imagen «de personaje» (supuestamente la que vende el producto o, al menos, este tipo de producto) por una simple presencia (casi se diría que Maigret se limita a hacer un cameo en las portadas de sus libros, como si fuera Hitchcock en sus películas) que le dejó libre para llevarse la ilustración a nuevos y más personales terrenos, lo cual no deja de ser un éxito extraordinario para cualquier artista comercial.

Maigret en verde.

Casi todos los ejemplos de esta entrada están sacados de la la página oficial de Ferenc Pintér (http://www.ferencpinter.it/), donde podréis encontrar muchas más ilustraciones a una resolución mayor.

Ilustración para la portada de una de las novelas de Parker, de Richard Stark.

DiseñoIlustración , , 5 comentarios

5 comentarios

  1. Chulísimo el vídeo, Eva, muchas gracias. Por cierto, me encantó tu foto en el OnMadrid. Muy hermosa también. Un abrazo.

  2. Preciosas cubiertas. El detalle de hacer de Maigret un personaje «que pasaba por allí» casa a la perfección con uno de los rasgos definitorios del inspector: su nula implicación en juicios de valor para con sus detenidos.

    Al igual que sucede con las novelas, resulta difícil decantarse por una de esas portadas (tal vez me inclinaría hacia «Maigret e il pazzo di Bergerac» por su parecido con la obra de Norman Rockwell).

    Saludos.

  3. El detalle de hacer de Maigret un personaje “que pasaba por allí” casa a la perfección con uno de los rasgos definitorios del inspector: su nula implicación en juicios de valor para con sus detenidos.

    Completamente en el clavo, Pöpujedi. Ya me hubiera gustado que se me hubiese ocurrido a mí la frase cuando estaba escribiendo la entrada. Saludos.

  4. A partir de septiembre de 2012, la editorial Acantilado emprenderá la publicación de la obra completa de Simenon. Los primeros títulos serán: Los vecinos de enfrente, La casa del canal, El perro canelo y El gato.

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No se me ocurre nada más aburrido que ser sermoneado por alguien mayor que tú. Y mi mayor temor en la vida es ser un aburrido.
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